Ingredientes para cuatro personas
Elaboración
Las primeras versiones de esta preparación no estaban hechas con calabaza, ya que esta dulce y anaranjada hortaliza no llegó a Europa hasta que algún explorador la trajo del Nuevo Mundo a finales del siglo xv, pero hacían la misma receta con las mismas especias y proceso de elaboración.
Hoy en día se hace con calabaza en gran parte de Andalucía. Hay multitud de versiones de ella, y prácticamente cada familia, pueblo o zona tiene la suya. En Jaén, por ejemplo, la llaman refrito de carrueco o carruécano, que es como denominan a la calabaza violín. Allí sofríen el ajo y la suelen servir con chorizo y/o pan frito. En Málaga hay versiones con almejas, bacalao o morcilla, y en Granada la llaman fritaílla de calabaza y le ponen pimientos choriceros y huevos fritos. Yo os voy a mostrar mi propia versión, que está basada en una receta que me hacía mi querida madre cuando era pequeño.
Comenzaremos con la extracción cannábica, que en esta ocasión será en el AOVE de los huevos poché. Como ya hemos explicado en otras recetas, tendremos que llenar un bote hermético de cogollos y añadir el AOVE hasta cubrirlo por completo. Lo cerramos y lo dejamos macerar de mes a mes y medio, moviendo el bote ligeramente al menos una vez por semana. Pasado este tiempo, lo filtramos con la ayuda de un colador de tela y ya estará listo.

Para la fritá, lo primero será limpiar de piel y pipas la calabaza. Después, cortarla en macedonia, o sea, en cubitos tamaño macedonia de frutas, y ponerla con el chorreón de aceite en una cazuela o sartén que podamos tapar. Añadir sal y pimienta, tapar y sofreír a fuego muy lento hasta que se vaya deshaciendo. Por otro lado, habrá que hacer el majado con las especias, el ajo crudo sin tallo, e incorporar el vinagre cannábico. Añadimos el majado en el último momento, cuando la calabaza esté completamente cocida, y lo dejamos cocinar 2 o 3 min más y lo retiramos.
Los pasos siguientes serán, por un lado, tostar un poco las avellanas peladas en el horno durante 8 min a unos 170 ºC y picarlas o trocearlas un poco, y por otro, picar el cebollino y hacer los huevos poché. Estos huevos pueden elaborarse de varias formas, pero os voy a contar aquí como los hacemos en las cocinas profesionales. Cogemos film de plástico, cortamos un cuadrado de unos 10-15 cm de diámetro y forramos con él el interior de un vaso ancho, taza o bol. Para ello, lo mejor es hundir el cuadrado de film por el centro en el interior del recipiente empleando un trapo arrugado o algo que no se adhiera al plástico para hacer el hueco. En ese hueco, vertemos una cucharada sopera de AOVE cannábico, una pizca de sal y el huevo crudo. Lo envolvemos todo despegando el film del recipiente y hacemos una especie de bolsita cerrándola con un nudo por la parte de arriba. Ponemos agua a hervir y cocemos ahí las bolsitas con los huevos durante dos minutos como máximo. Las sacamos y las abrimos cortando el nudo con una tijera con cuidado de no quemarnos. Separamos el plástico de los huevos y los ponemos sobre un plato de fritá, añadiéndoles por encima un poco de avellanas tostadas y el cebollino picado.
Cuando rompamos la yema del huevo haciendo que se derrame por encima de la fritá y probemos un poco con el toque las especias y el crujiente de la avellana, cerraremos los ojos de placer y nos transportaremos al mismísimo al-Ándalus. Allah ma’ik y buenos humos.