Ingredientes
Elaboración
El nacimiento de esta sencilla receta se sitúa en México durante la época del virreinato en el siglo xvi, cuando la colonización española estaba ya asentada por aquellos lares. El maíz era la base de la alimentación desde hacía mucho tiempo, y existían múltiples formas de prepararlo y consumirlo. Con la llegada de los españoles, se introdujeron técnicas de repostería, y de esa mezcla surgieron multitud de recetas como esta, que después fueron extendiéndose por toda América. A este pan en Costa Rica se le llama tamal de elote, en el Caribe se denomina Johnny cake y en Estados Unidos cornbread, por ejemplo. También hay versiones similares pero saladas, como el pastel de choclo de muchos países de Sudamérica o el chipa guazú de Paraguay.
Las primeras recetas llevaban menos ingredientes y se elaboraban sin horno, envueltas en hojas de plátano o en recipientes tipo sartén al fuego directo. De hecho, aún existen zonas donde se elabora de esta forma en el interior de México. Nosotros vamos a utilizar el horno, pero si no tenemos o queremos usar una sartén, podemos hacerlo sin ningún problema, lo único que hay que tener en cuenta es el grosor, para que no se quede crudo en el interior.
Para comenzar, haremos la mantequilla cannábica poniendo una olla con el agua a calentar. La cantidad de hierba a añadir debe ser del 10% si son cogollos y del 20% si son restos de manicura. Cuando hierva el agua, añadimos la mantequilla y bajamos al mínimo. Debemos esperar a que se disuelva bien para añadir la marihuana y dejar hervir a fuego lento durante unos 15 min, removiendo de vez en cuando. Después, la grasa ya habrá absorbido todos los cannabinoides y la podemos retirar del fuego. La colamos con un colador de tela, dejamos que se atempere un poco y la metemos en la nevera un mínimo de 12 h para que la grasa se separe y se solidifique completamente, así será muy fácil de separar después. La escurrimos bien y ya estará preparada para utilizarla en cualquier receta.

Una vez que tenemos nuestro toque mágico preparado, ponemos el horno a precalentar a unos 170 ºC mientras vamos preparando la masa. Aparte, forramos un molde redondo de 18 cm de diámetro con papel de hornear y lo reservamos. Los 100 g de mantequilla cannábica tendremos que derretirlos para poder integrarlos bien en la masa. Ponemos los 250 g de maíz y los tres huevos en un procesador o batidora y lo trituramos hasta obtener una crema lo menos grumosa posible. A continuación, añadimos los 20 g de leche en polvo o harina de maíz, los 50 g de azúcar y volvemos a triturar el conjunto. Finalmente, añadimos una pizca de sal, una cucharadita de canela, la de anís en grano, una cucharadita de levadura y, por último, incorporamos los 100 g de mantequilla fundida, que ya habrá enfriado un poco. Batimos todo junto durante unos segundos y echamos la masa en el molde previamente forrado.
A continuación, horneamos el pan de elote durante 45 min a 170 °C. Como el tiempo de horneado puede variar en función de cada horno, para comprobar que el pan está completamente cocido, lo pinchamos con un palillo y, cuando este salga seco, retiramos el pastel del horno, lo desmoldamos y lo dejamos enfriar en una rejilla. Una vez frío, espolvoreamos el bizcocho con azúcar glas, lo decoramos con las frutas al gusto y ya podemos servirlo y comenzar con su degustación.
Puede ser un postre viajero o una merienda reveladora, siempre que tomemos las dosis adecuadas en un entorno seguro y con buena compañía. Buen provecho y buen viaje.¡Hasta la próxima!