En enero del 2015, la comisión de salud del Parlament de Cataluña aprobó un conjunto de recomendaciones dirigidas a los ayuntamientos para reglamentar los clubes sociales de cannabis (CSC) en el ámbito local. Estas recomendaciones no daban respuesta a la inseguridad jurídica de los clubes, es más, en algunos municipios podían agravar su situación. La necesidad de dar una respuesta pragmática a la realidad de los CSC catalizó a la sociedad civil cannábica para impulsar la iniciativa legislativa popular (ILP) La Rosa Verda. Después de recoger más de sesenta mil firmas, el Parlament de Cataluña admitió a tramite la propuesta de ley de las asociaciones cannábicas de Cataluña. La ley fue aprobada el 28 de junio de 2017 por una amplia mayoría parlamentaria (118 votos a favor, 8 en contra y 1 abstención). El gobierno central la recurrió ante el Tribunal Constitucional aduciendo invasión de competencias. Este en primera instancia la suspendió, y el 26 de septiembre de 2018 la anuló definitivamente.
Como en este último trimestre del 2018 los aires en las políticas del cannabis parecen renovados, hemos querido entrevistar a Gemma Espigarés, diputada al Parlament de Cataluña por Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), para hablar con ella sobre la ley catalana de CSC y de otros temas imbricados con el cannabis. La idea inicial de Cáñamo era entrevistar a Alba Vergés, relatora de la ponencia de la ley, pero ahora es consellera de Salud del Gobierno de la Generalitat, y nos indicó que Gemma, en calidad de diputada, daría respuesta a nuestras preguntas, como así ha sido.
Gemma Espigarés es enfermera e investigadora. En los últimos años ha trabajado en la Universitat de Lleida con una beca de investigación de doctorado. Procede del mundo asociativo, tanto del universitario como de los movimientos sociales catalanistas. El 1 de octubre de 2017 le cambió la vida. Tras las elecciones del 21 de diciembre de 2017, impuestas por la aplicación del artículo 155, fue elegida diputada al Parlament de Cataluña por ERC. Llega al Parlament convencida de que las mujeres, y especialmente las mujeres jóvenes, deben dar un paso valiente para estar presentes en estos momentos de excepcionalidad política.
En un momento en que la política catalana está mediatizada por el proceso de independencia y las consecuencias judiciales derivadas de este, una gran parte de la opinión pública puede entender que “esto del cannabis” debe situarse en un segundo plano. ¿Cuál es el trabajo parlamentario en el ámbito de las políticas del cannabis?
Para mí no hay ningún tema menor. Hay algunos que siempre quieren llevar el debate a lo que según ellos es el “monotema” [así se refieren algunos políticos unionistas al proceso de independencia]. Si Cataluña fuese una República ya dispondría de la ley aprobada en la anterior legislatura gracias a la ILP La Rosa Verda, y ahora no estaríamos discutiendo lo que estamos discutiendo. Es cierto que la discusión del encaje político hace que de una manera u otra todo termine conectando. Es difícil decir que esto no es así, porque la realidad del día a día nos evidencia que es así. Pero esto no quita que, aunque estemos luchando por la libertad de nuestro país, también debamos abordar el resto de aspectos. La independencia en última instancia es el instrumento para hacer un país mejor. Y este país mejor incluye disponer de una sanidad y educación pública de calidad, además de poder hablar de todo, y aquí es donde enmarco disponer de unas políticas que den respuesta a la realidad del cannabis.
¿Qué propuestas tiene ERC en relación con la ley catalana de clubes sociales de cannabis anulada por el Tribunal Constitucional?
Cuando llega al Parlament una ILP quiere decir que detrás hay un movimiento impulsado por una cantidad importante de gente implicada políticamente. Esto para mí tiene una gran importancia. Creo que lo más importante es poner en valor la ILP La Rosa Verda. Recuerdo a la diputada Vergés, el día en que se aprobó la ley, que decía: “Lo que hago hoy es poner un grano de arena a este trabajo que mucha gente ha impulsado”. Si tenemos una ILP con un movimiento social muy importante detrás y una ley aprobada con una amplio apoyo parlamentario, ¿por qué otros organismos pueden tumbar la ley? Ahora estamos en el momento de poder recuperar la ley y volverla a presentar al Parlament. Nos tenemos que creer que si aquí la aprobamos, aquí la aplicamos. No podemos dejar desamparada jurídicamente toda la gente que consume cannabis. Los políticos no debemos cuestionar el uso que hace la gente de las drogas, porque esto es un aspecto estrictamente personal. Lo que tenemos que hacer es regular el acceso a la sustancia. La indefinición actual no ayuda a nadie.
¿Cuál es el proceso parlamentario para recuperar la ley catalana de CSC?
El Govern de la Generalitat se ha comprometido a recuperar las leyes suspendidas por el Tribunal Constitucional, pero cada ley tiene sus particularidades. Por ejemplo, la ley de universalización de la asistencia sanitaria, en que la Generalitat es el proveedor, es diferente a la ley de los CSC. El contenido de esta última es difícil aplicarlo sin volverla a aprobar en el Parlament. ERC ahora puede recuperar el contenido de la ley que ya estaba consensuado y proponer a los otros grupos parlamentarios volverla a tramitar de urgencia. Y, en un periodo corto de tiempo, tenerla otra vez en vigor para dar cobertura jurídica a todas las personas que emplean cannabis. Esta ley –como sabemos– permitiría romper la opacidad y la invisibilidad del mundo del cannabis, aplicar políticas de salud más eficaces, aumentar el conocimiento, reducir el mercado ilícito, entre otros beneficios. Todos estos aspectos debemos ponerlos encima de la mesa.
Ya que se volverá a realizar el trámite parlamentario, ¿hay margen para incorporar otros aspectos como el cannabis medicinal, el autocultivo o el cáñamo industrial?
ERC puede liderar el proceso de volver a tramitar de urgencia la ley catalana de CSC tal y como se aprobó en la anterior legislatura. Incorporar otros aspectos superaría el marco de la ley aprobada y nos obligaría a abrir un proceso de diálogo tanto con el resto de los partidos como con la sociedad civil. Ahora podemos consultar a todos los agentes implicados y preguntarnos: ¿qué queremos?, ¿volver a recuperar por la vía de urgencia la ley catalana de CSC para tenerla vigente cuanto antes? O ya que lo hacemos: ¿queremos abrir un debate más amplio?
¿Serían dos niveles totalmente diferentes?
Sí, correcto. El primero, con el consenso que hubo, podremos tramitar la nueva ley por vía de urgencia. El segundo, tendríamos que evaluar qué encaje y qué consensos podemos alcanzar, pero ya no sería un trámite de urgencia. Si incorporamos otros aspectos, por ejemplo, el cannabis terapéutico, tendremos que volver a realizar todo el proceso previo para aprobar la ley, como la ponencia parlamentaria que incorpore la comparecencia de otros expertos. Lo más importante es que nadie tome decisiones unilaterales, porque si la ley de los CSC tuvo un valor fue gracias al apoyo del cual gozó. Ahora es el momento de que nos reunamos para acordar cuál es el camino a seguir.
“Recuperar la ley catalana de CSC nos permitirá disponer inmediatamente de una marco jurídico que proteja a las personas consumidoras”
¿Cuál cree que es la mejor opción?, ¿recuperar la ley de CSC por vía de urgencia? o ¿volver a hacer todo el proceso e incorporar otros elementos?
Creo que son dos escenarios totalmente distintos. Tenemos que evaluar los pros y los contras. Además, debemos reconocer que, con la situación de excepcionalidad política, hay la posibilidad de que la legislatura no agote los cuatro años. Creo que aprobar por el trámite de urgencia la recuperación de la ley catalana de CSC nos permitirá disponer inmediatamente de un marco jurídico que proteja a los consumidores. Esto no impide que en paralelo abramos el debate para avanzar con el resto de temas, pero los tempos serán totalmente diferentes. Creo que la ley aprobada la debemos recuperar cuanto antes: pongámosla en valor. Y, a partir de aquí, seamos valientes en los otros aspectos, porque hay diversos grupos parlamentarios que estamos interesados en debatir la cuestión del cannabis en un sentido amplio.
¿Hasta qué punto una nueva ley no volverá a ser anulada por el Tribunal Constitucional?
Si vamos más allá en otros aspectos, la probabilidad de que el Tribunal Constitucional la vuelva a anular es alta. Pero no debemos pensar en que el Tribunal Constitucional la anulará. Debemos trabajar para la realidad catalana y en cómo le damos respuesta política. Tenemos que ser valientes.
¿Cómo valoráis la propuesta de regulación del cannabis impulsada por Podemos en el Congreso de los Diputados?
Es bueno que tengamos la mirada abierta. No es casual que, en el Congreso de los Diputados, Podemos tome el liderazgo político en esta cuestión. Detrás de las políticas del cannabis encontramos una sociedad civil movilizada que impulsa este tipo de propuestas. Podemos ha sabido escuchar este movimiento social. Sabemos que regular el cannabis implica ciertos beneficios, por tanto, que España quiera regularlo es buena noticia. Pero debemos tener presente que en Madrid solo un partido abandera la regulación del cannabis recreativo. En Cataluña la ley emana de una iniciativa legislativa popular, y disculpad por insistir en este tema, pero para mí es la clave. No han sido cuatro políticos que la han impulsado, sino que ha sido un movimiento muy firme quien la tiró adelante, y los políticos hicieron su trabajo. Ojalá que en Madrid se impulse una ley sobre el cannabis y el Gobierno central nos demuestre que en algunos temas el PSOE es diferente al PP. Esto no quita que en Cataluña continuemos trabajando. Ahora nuestra obligación en Cataluña es dar respuesta a aquello que el Tribunal Constitucional anuló, porque es una realidad social que requiere una respuesta política.
¿Qué les diría a los partidos que están en contra de la regulación del cannabis?
En este país hay políticos de derechas que piensan que los consumos aumentarían por el mero hecho de regular el cannabis. Creo que a estos políticos debemos explicarles de manera muy clara que existen estudios científicos que demuestran que la regulación no provoca ningún aumento del consumo. Estos estigmas y estas falsas creencias debemos desmontarlas mediante la evidencia científica.
En Cataluña, ¿debemos esperar a los acontecimientos que puedan acaecer en Madrid?
Lo que quiero es que se materialice la República Catalana. Esperar a lo que pase en Madrid no está entre mis prioridades. Creo que debemos regular el cannabis en Cataluña. Debemos tener toda la autonomía para decidir qué queremos para nuestro país. Eso sí, si podemos ayudar a que España avance hacia la regulación del cannabis, lo haremos, aunque la realidad política nos evidencia que en España esta cuestión tardará en solucionarse porque no dispone de una amplia mayoría, como sí goza en el Parlament de Cataluña. Por sentido ideológico y por sentido común, dejarlo todo en manos de Madrid no nos ayuda a alcanzar la regulación del cannabis.
Antes de que no alcancemos la regulación del cannabis, ¿podríamos reformar las leyes punitivas que castigan y estigmatizan a los consumidores, como, por ejemplo, la “ley mordaza”?
Es el grupo parlamentario de ERC en Madrid quien debe explicar los temas que se abordan en el Congreso de los Diputados, aunque seguro que me permitirán apuntar que ERC estará siempre contra la “ley mordaza”. Esta supuso una regresión de derechos tan grande que los hubiésemos tenido que recuperar en el minuto cero. Pero no tengo claro que el Congreso de los Diputados quiera reformar la “ley mordaza”, y más si tenemos en cuenta la complejidad ideológica del PSOE. Esto no quita que en Cataluña debamos trabajar para evitar los daños del prohibicionismo a las personas consumidoras; en cierta medida, recuperar la ley de los CSC garantizará sus derechos. Lo más importante es detectar aquellos aspectos que podemos aplicar mientras recuperamos la ley, por ejemplo, el Departamento de Salud hace tiempo que trabaja para evitar el estigma de los consumidores de drogas. Hasta el momento, hemos realizado unas políticas prohibicionistas que no nos han aportado nada bueno. Tenemos que ir hacia una política preventiva que sea netamente preventiva, explicando los beneficios, los riesgos y los daños, para que la población, después de avaluar toda la información, tome las decisiones que considere más oportunas. Esto es lo que debemos esperar de una sociedad adulta, dejando atrás la persecución, la estigmatización, y dejando de hacer creer a la gente “realidades” que en ningún caso se ajustan a la evidencia científica.
“Tenemos que ir hacia una política preventiva que sea netamente preventiva, La finalidad es desterrar los discursos tremendistas que se sustentan por inercias y no por evidencias”
¿Cómo podemos mejorar las políticas preventivas para reducir el estigma y disminuir el impacto negativo de las políticas prohibicionistas?
Debemos ampliar el radio de acción que supere la dimensión de salud, por ejemplo, ¿cómo abordan los medios de comunicación la cuestión de las drogas?, ¿qué se enseña en las diferentes titulaciones universitarias en los temas sobre drogas?, ¿qué tipo de formación continua sobre sustancias psicoactivas ofrecemos a nuestros profesionales? La finalidad es desterrar los discursos tremendistas que se sustentan por inercias y no por evidencias. En el caso de los medios de comunicación, disponemos de periodistas que abordan el tema con ética extrema. Relativo a la formación universitaria, debemos impulsar la incorporación de profesorado joven, con otra mentalidad, porque tienen en cuenta todos los factores que influyen en los consumos de drogas. Debemos encontrarlos para que estén conectados con la realidad de las políticas de drogas. En el caso de la formación continua, disponemos de profesionales en todo el territorio que trabajan con suma exquisitez; debemos localizarlos para que formen a otros profesionales.
Unas preguntas rápidas para terminar: ¿cómo valora la legalización del cannabis en Canadá?
No me ha sorprendido para nada. Realicé una pasantía de investigación en Toronto y te das cuentas de que en temas de gobierno nos llevan mucha distancia, sobre todo en aspectos de debate popular como el cannabis. En el momento en que dispusieron de la evidencia científica suficiente que mostraba que regular el cannabis no aumentaba el consumo, empezaron a trabajar para legalizarlo. Ellos tienen claro que es mejor implementar políticas que se ajusten a la realidad. Y es en esta dirección hacia donde tenemos que dirigirnos.
¿Cuál es el mensaje que quiere dar a la sociedad civil cannábica?
El mensaje más importante que les puedo dar es que ponemos en valor la ILP La Rosa Verda porque de ella es de donde emana el resto de aspectos. Recuperaremos una ley que fue de amplio consenso. ERC puede liderar el proceso de debate entre todos los actores políticos, sociales y civiles para decidir si queremos recuperar la ley catalana de CSC, tal y como se aprobó en junio del 2017, o queremos ir más allá. En todo aquello que podamos ayudar, ayudaremos. Lo más importante es: pondremos en valor la ILP, evaluaremos el escenario actual y siempre estaremos mirando hacia las sociedades que más han progresado en este ámbito. No podemos ir hacia atrás ni esperar que otros hagan nuestro trabajo.
La última: ¿acepta la invitación de Cáñamo para acompañarnos a la feria Spannabis en marzo del 2019?
[Respuesta con sonrisa]. Veremos dónde estaré en marzo. Acepto la invitación, pero mi agenda ya no la controlo yo. Cuando sea el momento, lo volveremos a hablar.