Buenas, Irene, pregunta cliché: ¿cómo llevas la cuarentena?, ¿disciplina, caos, productividad?
Voy a medio gas; me está costando mucho concentrarme para hacer nada. Pero bueno, algo va saliendo.
¿Te atreves a hacer de futuróloga?: ¿va a cambiar algo o va a ser todo lo mismo pero con menos pasta?
Pues ni idea, pero parece que todo apunta a caos y destrucción. Espero que no sea para tanto.
¿Te ha tocado algún vecino brasas, generoso con su talento musical, amigo del bricolaje o similar?
Creo que la vecina brasas soy yo, que me paso el día gritando en vez de hablar y dando golpes a las cosas sin querer. ¡Joder!, es que tengo mucha energía que no estoy quemando.
En tu barrio, ¿qué acompañamiento musical ponen mientras sale la gente a aplaudir a las ocho? ¿Tú eres de las que aplauden?
¡Hostia!, los primeros días tuvimos DJ Cuarentena, menos mal que paró de hacerlo. Entiendo que la gente necesite relacionarse con sus vecinos y pasar ese rato de las ocho socializando desde el balcón, pero a mí personalmente no me atrae nada. Trabajo pegada a la ventana, los vecinos de enfrente me ven. A las ocho me levanto de la silla y me voy al sofá hasta que paran. Lo siento.
Esto no está bien iba a presentarse el mismo día que decretaron el confinamiento, ¿cómo llevas que con todo el mogollón se haya retrasado un par de meses?
Es curioso, porque cuando quedaban días para que estuviera listo, me entró la paranoia de que todo se iba a joder. Creo que esa sensación la tiene cualquier autor antes de ver el libro en sus manos; es normal, ¿no? Pero yo le daba muchas vueltas pensando cómo se podría fastidiar todo. Al final le decía a la gente: “tío, seguro que el día antes de que salga el cómic me atropella un camión, o algo así, y me quedo sin verlo”. Pues más o menos… Espero que sirva para que haya más ganas.
¿De dónde sale ese título?
De que soy malísima poniendo nombres. Quería que el título sirviera para comprender la esencia de lo que había dentro, pero tampoco quería ir de macarra autoproclamada. No sé si lo he conseguido.
Las fabulaciones tenebrosas, el humor negro y la mala hostia, ¿los vuelcas en tus tebeos o guardas parte para tu día a día?
Si te refieres a si soy la mala perra que parece cuando lees mis cosas…, pues un poco. Pero espero que no mucho, ¡joder! Esta entrevista deberías hacérsela a mis padres [risas].
“Si te refieres a si soy la mala perra que parece cuando lees mis cosas… pues un poco”
Por tu historieta “6 cosas que te pasan por fumar porros”, parece que no eres ajena al tema del fumeque. En estos días de confinamiento, ¿cómo lo has llevado?
Realmente, las viñetas que hago sobre el tema de los porros están basadas mayoritariamente en las experiencias de mi entorno. He vivido muchas como espectadora. Casi nunca fumo; pero esas cosas las hemos visto todos.
En tus repasos a la tontuna inherente al género humano contemporáneo tienes para todo dios: progenitores, selfie-adictos, ligoncillos, tatuados... Haciendo chufla de estos últimos, eres consciente de que le estás tocando la moral al noventa por ciento de la población, ¿se te han rebotado muchos? Tú también llevas algún tatuaje, ¿no?
Pues claro que llevo tatuajes, de hecho, llevo tres, y dos de ellos son horribles. El tema de las mofas con los tatuados es una cuestión de puro humor. Es la exageración de un prejuicio que se puede tener sobre una persona tatuada. Existe (cada vez menos) el prejuicio de asociar al tatuado a actividades delictivas, violencia y marginalidad. Para hacer la sátira, yo trabajo con el prejuicio de que los tatuados son tontos, no tienen criterio estético y quieren llamar la atención. Pero, ¡joder!, no pienso eso de cada uno de los individuos tatuados de la sociedad, creo que es evidente. Tampoco te voy a vender que me gustan los tatuajes y me parecen arte, porque no lo pienso, pero eso no significa que las gracias que hago sobre el tema las piense a rajatabla. Lo que tengo que añadir es que creo que la gente del tatuaje entiende la broma, porque son el colectivo que menos se ofende de todos con los que me he metido. Es más, se parten de risa, me piden que siga hablando de tatuajes, y me siguen muchísimo. Joder, son unos majos.
En esta era de la propensión a exhibir jepeto sin mesura por las redes, tú transitas a gran distancia de esta tendencia narcisista. Cuesta dios y ayuda encontrar una foto tuya por internet. ¿Responde esto a algún precepto interior?
Pues se juntan varias cosas. Por un lado no sé hacerme selfies, por otro lado, me gusta más dibujarme. Y huyo de asociar mi trabajo a una determinada imagen, estilo de vida y demás. Porque al final nos confundimos, y parece que en vez de seguir una cuenta de humor gráfico y dibujo, sigues a una chica joven creativa e inspiradora que tiene el pelo no sé cómo y las uñas no sé cuál.
En tus redes vi un chiste tuyo en el que el cantante Jarfaiter era invitado al programa de Bertín Osborne Mi casa es la tuya. ¿Te mola el Jarfa? ¿Qué música sueles oír habitualmente?
En el momento que hice esa viñeta lo escuchaba mucho, ahora menos. Paso tantas horas dibujando que siempre estoy escuchando algo. Me gustan un montón de cosas, pero no soporto el pop rock indie, ni el rock kalimotxero ni cosas así. Entre los que más escucho últimamente están Tyler, the Creator; Kanye West; D’Angelo, Kendrick Lamar, Rihanna, y hace poco me dio por volver a escuchar Marilyn Manson, nadie sabe por qué.
¿Te da gustirrinín pensar en que tus historietas de humor negro puedan generar convulsiones en posibles lectores de visión cuadriculada?
Sé que es difícil de creer, pero no estoy buscando escandalizar a nadie. De hecho, he tenido más problemas por las viñetas satíricas que por las tiras de Te Has Pasado. No quiero extenderme, pero pienso en esto, y creo que los chistes que hago de humor negro no hacen que la gente sienta que la broma va por ellos, porque nadie suele ofenderse. Es una sospecha, no sé.
¿Por qué esa predilección por el humor negro?
Es difícil ser precisa respondiendo por qué me gusta el humor negro. Siempre he buscado ese tono, rotundo, agresivo, gracioso, en las cosas que me gustaban. Me interesan mucho las situaciones que se producen al límite de lo aceptable. Pero me parece importante señalar que huyo mucho del humor negro entendido como una excusa para juntar bizarradas y salidas de tono sin ningún ingenio, más que el deseo de escandalizar. Para mí, tiene que haber algo más. A día de hoy, además, estamos todos curados de espanto.
Muchas de tus historietas tratan de la maternidad vista desde un fresquísimo punto de vista carente de florituras y almíbar, ¿alguna vez te has planteado tener un churumbel?, ¿qué prefieres, niño o niña?, ¿qué nombre le pondrías?
Sí que quiero tener hijos, pequeños esbirros del mal [risas]. Siempre que pienso en ello, no puedo evitar imaginar que se me mueren sin querer. O sea, soy muy bruta y despistada, me doy golpes contra los picos de las mesas, suelo tener pequeños moratones en las rodillas. Hace tiempo bromeaba con Aroha Travé sobre que, cuando tenga un hijo, seguro que al pasar por una puerta le doy en la cabeza con el marco. Nos partíamos.
Una faceta tuya que mola también mucho son los dibujitos hechos a manubrio, con lapiceritos de colores, aguadas y así, ¿lo has abandonado o aún haces cosas de este palo?
Lo de dibujar analógicamente, con papel y lápiz de toda la vida, es para mí incompatible con el cómic. El medio digital me aporta la capacidad de ir lo más rápido posible, y no me lo voy a pensar. No voy a hacer a tinta un cómic de cien páginas nunca en mi vida, porque tengo que hacer muchas cosas, y tengo la opción de aprovechar más el tiempo usando medios digitales. Pero, claro, me flipa el papel y el lápiz, así que, aunque lo he dejado por temporadas, siempre me busco cosas que poder hacer así, y en los últimos meses estoy dibujando con rotulador y lápiz bastante, haciéndome estudios de personajes.
El youtuber Dalas, de peliaguda fijación con el universo pre-teen, te denunció porque en El Jueves le cantabais las cuarenta. ¿En qué quedó ese proceso judicial? De volver a ser denunciada por una celebrity, ¿quién te molaría que fuera la estrella litigante?
Está todo parado por coronavirus. Ya veremos qué pasa. Nunca he pensado eso, porque no quiero que me denuncie nadie, pero tengo amigos que se parten el culo con que Dalas me haya denunciado. Igual habría que pedirles a ellos que hagan la lista de deseos de mis próximos problemas legales.
Viendo cómo está el percal, ¿qué te motiva para seguir trabajando?
La verdad es que a mí este percal no me desmotiva nada. De hecho, menos mal que dibujo todo el día, porque si no…