52 The Jimi Hendrix Experience. “STP with LSD” (cara B del 7” Burning of the midnight lamp. Track, 1967)
“El guitarrista declaró haber fumado yerba en cuatro ocasiones y hachís en tres, ingerido ácido cinco veces y esnifado coca dos, habiendo ‘superado’ las drogas. Afirmó también no haber tocado la gran H durante su colorista vida como ídolo pop”. Así se expresaba la prensa de la época a colación de un juicio contra Jimi Hendrix celebrado en mayo de 1969 en la Corte Suprema de Toronto, acusado de posesión de la heroína y el hachís que los aduaneros canadienses detectaron durante una revisión de su equipaje en el aeropuerto de Toronto. Hendrix se escurrió del brete sin mayores consecuencias que una multa, afirmando que las mencionadas sustancias se las habían obsequiado unos fans disimuladas en distintos presentes.
Llama la atención de esa incursión en la hemeroteca la parquedad de su consumo, tratándose de uno de los más significantes exponentes del rock psicodélico, a quien se presumía inveterado acid head. Un rumor corría asegurando que la bandana que llevaba alrededor de la frente en sus actuaciones contenía ácido, y que este penetraba así por sus poros a medida que transcurría el concierto. Según otra variante del mismo bulo, en ocasiones se practicaba un corte en la frente para facilitar la absorción del LSD. Absurdo mito, como tantos otros de los que circularon alrededor de su persona, no hace sino reforzar la teoría de que, efectivamente, Hendrix era un psiconauta comedido. De hecho, si bien gran parte de su música puede ser considerada lisérgica en sentido sinestésico, las alusiones al ácido son contadas en su lírica y todas ellas dudosas. Inspiradora de una marca de LSD y fondo de una de las escenas clave de la película Apocalypse Now, “Purple haze” sigue siendo la más arquetípica: “Neblina púrpura en mis ojos / no sé si es de día o de noche / me tienes volando, volando mi mente / ¿es mañana o solo el fin de los tiempos? / ayúdame, sí, neblina púrpura”.
Hendrix negó siempre cualquier relación entre “Purple Haze” y el LSD, pero eso no disuadió a muchos de que cejaran en su empeño de interpretar otras de sus canciones en clave alucinógena, por ejemplo, “Are you experienced?”, a pesar de aquella frase que decía “no necesariamente ciego, pero hermoso”. Otra aspirante sería “The stars that play with laughing Sam’s dice”, título en el que algunos creyeron detectar un acróstico de “STP with LSD”. Como en los otros casos, también resultaba imperativo hacer uso de la imaginación para conectar su letra con la galaxia Lisergia: “Las estrellas de allá arriba que juegan con el dado del sonriente Sam / nos hacen sentir que el mundo fue hecho para nosotros / el centelleo del cristal del zodíaco atraviesa los cielos / sucederá pronto, para ti / allá vamos / muchas gracias / ahora nos gustaría acercarte hasta nuestro encantador y amistoso vecindario / experiméntame / escúchame en este momento / el expreso de la Vía Láctea va lleno, todos a bordo / prometo que ninguno de vosotros se aburrirá / lo que verdaderamente me preocupa / es mi nuevo par de enormes patines de mariposa / gracias, gracias / no arrojen colillas por la ventanilla / si tienen la bondad de mirar a la derecha verán Saturno / si miran a la izquierda verán Marte / confío en que lleven sus paracaídas consigo / ¡hey, cuidado! / vigilen con esa puerta / no abran esa puerta / uh, vaya / así es cómo van las cosas / oigan, todo está bien ahora”.
La dimetoxianfetamina o STP es una droga psicodélica de la familia de las fenetilaminas, cuyas siglas en teoría responden a Super Terrific Psychedelic, Serenity Tranquility Peace y otras variantes. Fue una de las sustancias más populares durante la contracultura estadounidense. Los punk rockers californianos The Angry Samoans grababan, por su parte, “STP not LSD”.
51 Mike Posner. “I took a pill in Ibiza” (del álbum All night alone. Island, 2016)
Interesante reflexión sobre lo efímero de la fama y la vacuidad del pop, “Me tomé una pasti en Ibiza”, retitulada para ámbitos puritanos “Me tomé una pastilla” o “Tomé un avión a Ibiza”, en su versión remezclada fue un éxito en más de veinte países. Basada en una experiencia personal –alude a una estancia en Ibiza en la que un Posner con varias copas de más era reconocido por un fan, que le iniciaba en lo que supuestamente parece éxtasis, descubriéndole también las penurias del bajadón–, levantó las protestas del sector turístico ibicenco. “Me tomé una pastilla en Ibiza / para demostrarle a Avicii que soy un tipo enrollado / y cuando por fin estuve sobrio / me sentí diez años más viejo / pero, qué le jodan, / era algo que había que hacer. / Paso el resto de mis días en Los Ángeles / conduzco un coche deportivo solo para probar / que soy un verdadero ganador / porque gané un millón de dólares / y me lo gasté en chicas y zapatos. / Pero no te gustaría estar colocado como yo / nunca sabiendo por qué, como yo. / Ni siquiera te gustaría bajarte de esta montaña rusa / y estar a solas. / No quieres ir en un autobús como este / sin nunca saber en quién puedes confiar. / No quieres estar atascado ahí arriba en ese escenario cantando. / Querida, todo lo que sé son canciones tristes, canciones tristes. / Soy solo un cantante que ya tuvo su éxito / me llevo bien con los veteranos / porque mi nombre es un recordatorio / de una canción pop que la gente olvidó”.