71 The Clash. “Drug-stabbing time” (del álbum Give ‘Em Enough Rope, CBS, 1978)
“Hora de pincharse / mejor ponte a trabajar en la línea telefónica / y paga la gran multa / hora de pincharse / es de nueve a nueve / nadie quiere a un drogata, nadie necesita a un perdedor / échale a patadas por la puerta / y no le abras más / crees que tus amigos se odian los unos a los otros / y te conseguiste otro / pero ¿quién llama a la puerta? / no la abras / llorando en el dormitorio / el teléfono está intervenido / y suena desde el suelo / de modo que no contestes más / estaba en mi habitación / llovieron drogas toda la tarde / oí un coche aparcando fuera / frenando en seco / alguien está en un apuro / alguien debería preocuparse / porque esos cuatro tipos calzan / un par de brillantes y pulcros zapatos negros / zapatos negros / ¡joder! / eso es una mala noticia / aquí vienen subiendo a zancadas por la escalera / ‘de acuerdo, chaval, solo dinos dónde la tienes”. Precisamente en el momento en que algunos miembros de The Clash incrementaban sus toxicomanías, Joe Strummer escribía esta viñeta de paranoia. El protagonista cree haber sido delatado por un amigo; la policía le vigila de cerca, hasta dar con su escondrijo y pillarle in fraganti. En el mismo LP, el segundo de The Clash, figuraba “Julie’s been working for the drug squad”; otro caso de delación con referentes reales, la Operación Julie, una de las más sonadas redadas de drogas de la contracultura británica, que desmantelaba en Gales la mayor red de producción de LSD operativa en la época.
70 Paul Revere and The Riders. “Kicks” (7” Columbia, 1966)
Escrita por el matrimonio formado por Barry Mann y Cynthia Well, dos de los más reputados compositores de la factoría Brill Building, “Kicks”, que alcanzaba el cuarto puesto de las listas estadounidenses, es una espléndida muestra del pop americano adolescente de los sesenta, y una de las primeras y más serias admoniciones sobre la corrupción hippie emitidas por la música popular estadounidense. “Chica, pensaste haber encontrado la respuesta / en tu viaje en alfombra mágica de la pasada noche / pero cuando te despertaste por la mañana / el mundo todavía te ponía tensa / no hay nada que no hayas intentado / para llenar el vacío interior / cuando bajas de regreso / sigues sin sentirte bien / los placeres siguen siendo difíciles de encontrar / y ninguno de ellos te proporciona paz / antes de que veas que es demasiado tarde / mejor que te endereces / pero no con placeres, lo que necesitas es ayuda / crees que vas a encontrar / un pequeño pedazo de paraíso / pero eso no ha pasado todavía, así que piénsatelo dos veces / ¿no ves que hagas lo que hagas / nunca escaparás de ti? / y si continúas huyendo tendrás que pagar un precio / no, no necesitas placeres / para ayudarte a encarar el mundo cada día / esa carretera no va a ninguna parte / voy a ayudarte a encontrar otros medios”. Molestos con su (musicalmente merecido) éxito, muchos artistas contraculturales boicoteados por promover las drogas, caso de David Crosby, de los Byrds, se desquitaban acusando a esa banda para quinceañeras de pertenecer al sistema.
69 The Waldos. “Too much junkie business” (del álbum Live in Brooklyn, O-Rama, 2017)
Jugaba Walter “Waldo” Lure en una de las más infames ligas caballistas neoyorquinas, la que gravitaba alrededor del irredento eje formado por Johnny Thunders y Jerry Nolan. Guitarra rítmica de The Heartbreakers, durante su permanencia en esa formación, banda yonqui por antonomasia, aportaba al repertorio este cruce bastardo entre Chuck Berry y Bo Diddley que radiografiaba las terminales interioridades del grupo. “Te vas hasta la esquina a ver si puedes pillar algo / compras para tu hermana pero le sisas tu dosis de la parte superior / te metes pitando en el lavabo para prepararte el chute / atas el brazo, te chutas, te sube, te estalla / demasiadas movidas de yonqui / no quiero joderla por ahí contigo / tu vida se vuelve tan enfermiza como ese desastre que llamas cara / esa cerda a la que llamas tu amiga la ha palmado de tanto chutarse mace / subiéndote por las paredes, chutándote viejas bolas de naftalina / envuélvelo y llámalo arte / ahora tu disco está en las listas / demasiado jaco / no quiero verlo, no estoy de acuerdo / eres lo más enrollado de la ciudad con tu cara aplastada contra el suelo / tus colegas te vacían los bolsillos mientras el ataúd desciende / la sobredosis por fin, la aguja clavada en tu cabeza / ahora estás muerto, muerto, muerto / demasiado jaco en tu cabeza”.