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España se droga. Parte I

Puesto que la serie por entregas 100 Canciones sobre Drogas se restringe a la producción anglófona, sería una injusticia omitir otros fértiles terrenos lingüísticos en los que ha proliferado la narcocanción. Como ya hiciéramos con la cosecha francesa en el artículo “La otra French Connection” –donde, por cierto, se nos pasó por alto “My Lady Héroïne”, de Serge Gainsbourg–, presentamos a título complementario este recorrido por el exuberante erario tóxico de nuestras letras vernaculares. ¡Qué no decaiga! 

Puesto que la serie por entregas 100 Canciones sobre Drogas se restringe a la producción anglófona, sería una injusticia omitir otros fértiles terrenos lingüísticos en los que ha proliferado la narcocanción. Como ya hiciéramos con la cosecha francesa en el artículo “La otra French Connection” –donde, por cierto, se nos pasó por alto “My Lady Héroïne”, de Serge Gainsbourg–, presentamos a título complementario este recorrido por el exuberante erario tóxico de nuestras letras vernaculares. ¡Qué no decaiga! 

La Banda Trapera del río

1 La Banda Trapera del Río, “A mi dosis”, 1982
Más diáfano imposible: “Quiero mi dosis / y estar colocado”. Desde las alcantarillas del extrarradio barcelonés, la primera banda prepunk española vehiculizaba a su pesar la heroadicción de Morfi Grei, cantante de dicha formación. Arrogante y egoísta salmo de monoteísmo yonqui, condensa el pésimo karma que a raíz de su enganche desembocaba en la disolución de la Trapera. Luego, en la primera reaparición del grupo, Grei refería indirectamente a su proceso de desintoxicación con “Yonqui Palace”, posible alusión al Hospital Clínico: “En cierta época fue a parar por ahí Johnny Thunders. Es un hospital público, pero también se puede ir por lo privado. Los pijos que van allí a curarse lo llaman Yonqui Palace. Es todo confort”. 

El Fary

2 El Fary, “La mandanga”, 1977 
Melocotonazo en estado químicamente puro, un alegato en pro de los derechos de la chavalada a disfrutar de la lejía y el churifú. ¡Ea! “Entré en una discoteca, soy tímido y me asusté / pibitas que con quince años y los chavales también / hablaban de cosas raras de lo cual no me enteré / les diré lo que decían / por si saben lo que es / Que dame la mandanga y déjame de tema / dame el chocolate que me ponga bien / dame de la negra que hace buen olor / que con la maría vaya colocón / Pasados veinte minutos sin saber cómo y por qué / con el aroma del humo yo también me coloqué / me dijeron los chavales ven acá y aplástate / le pegué a la mandanguita / se acabó mi timidez / Me voy pa la discoteca a buscar mi churifú / mirad si me pongo bien que creo que soy Kung-fu / Todo el mundo baila ya / el ritmo de la mandanga”. 

Lendakaris Muertos

3 Lendakaris Muertos, “Gaupasa o spiz”, 2006 
“Demasiado ciego para follar”, “Drogolegas”, “Estamos en esto por las drogas”, “Drogopropulsado”, “MySpiz.com” o “Pastel de costo” son un breve muestrario de la propensión de estos pamploneses a asumir la ebriedad en su cancionero. Si nos decantamos por “Gaupasa o spiz” se debe a que aborda un dilema universal de dimensiones shakesperianas y difícilmente resoluble: “¿Qué fue primero? / la gaupasa, la gaupasa / ¿Qué vino después? / el spiz, el spiz / ¿Qué fue primero? / el spiz, el spiz / ¿Qué vino después? / la gaupasa, la gaupasa / Gaupasa o spiz / esa es la cuestión / no querer ir pa casa / o no poderte dormir / Gaupasa o spiz / esa es la cuestión / no tengo sueño”. 

Pau Riba

4 Pau Riba, “Licors”, 1976 
En el festival Canet Rock de 1975, Riba interpretó esta canción beodo perdido. Precisamente, trataba “Licors” de un joven cuya borrachera es confundida por los biempensantes transeúntes con una alucinación inducida, lo que les impele a avisar a las autoridades: “Y los grises... ‘A ver, ¿qué pasa?’ / le dieron un vistazo y se hicieron cargo / al poco tiempo y una ambulancia / le metieron en la cama / de un hospital / veía médicos color de palo / enfermeras curação / sales de anís y agua del Carmen / pipis y aromas y orinales de Montserrat / le buscaron marihuana / le buscaron grifa o hashish / le buscaron ácido lisérgico / ¡y heroíiiiiiiiiina! / ¡y cocaína! / ¡y mescalina! / y morfiiiiiiina / y aaaaaaaaaaan / feeeeeeeeee / taaaaaaaaaaaaa / miiiiiiiiiiiiiiinaaaaaa / y le buscaron vaselina / y también le miraron si se le escapaba la orina / y brillantina o kif”. 

Jeros

5 Jeros, “Sobredosis”, 1987 
El del medio de los Chichos grabó en solitario esta catastrofista condenación del caballo: “No me menciones su nombre porque me da escalofríos / que tengo una herida abierta y era mi mejor amigo / yo siempre le aconsejaba / quítate de ese camino / muchas veces lo intentaba / pero no lo ha conseguido / Murió de una sobredosis en la puerta de mi casa / por eso yo le decía cuidado que la droga mata / Recuerdo que me abrazaba y me pedía dinero / yo nunca se lo negaba / y era para comprar veneno / se lo entregaba al camello / para que no le faltara / lo que le iba destruyendo / Sin saber cómo y por qué / me enamoré una mañana / puse mis cinco sentidos en una mujer gitana / ella era mi alegría / mi ilusión y mi esperanza / pero me quedé de hielo cuando vi que se chutaba / la mujer que yo quería / se mataba poco a poco / y por culpa de la droga hoy me veo triste y solo”.

6 Cicatriz, “Vicio en el servicio”, 1992 
¡La de amistades y anécdotas que se fraguan en los retretes! Úrico ámbito social, salvo en afterhours, donde barra y mesas ejercen tranquilamente de narcosuperficies, los urinarios constituyen furtivo templo de rayadas y pinchadas. Así lo cantaban los vitorianos Cicatriz, cuyos cuatro miembros fundadores fallecerían de sida o sobredosis: “Cuando a mear voy al servicio / me desquicio en el servicio / no me encuentro más que vicio / vicio en el servicio / si tú a mí me buscabas / y conmigo no dabas / sudabas y mirabas / y a mí no me encontrabas / busca, busca en el servicio / lo que te saca de quicio / búscame en el servicio / y verás si te desquicio / tú, cojones, no salpiques / quieto, para, no te piques / has pillao la papelina / vaya palo, no es morfina / meo y oigo ahí al lado / vaya palo que te han dado”. 

Chimo Bayo

7 Chimo Bayo, “Así me gusta a mí”, 1991 
“Chiquitán chiquititán tan tan / que tun pan pan que tun pan que tepe tepe / pan pan pan que tun pan que pin”. ¡Venga ya! ¡Arriba todos! Superventas del bakaladismo levantino por excelencia –disco de oro y un millón de copias vendidas a nivel mundial–, según su autor, el hitazo maquinero en cuestión alude a la lascivia despertada por una mujer a la que se comería enterita. No hace falta ser criptólogo para detectar en esa explicación una pudorosa excusa, ya que miles de ruteros celebraron “Así me gusta a mí” como una égloga a las pastillas, en concreto el éxtasis: “Si la conoces / te gustará / porque es la bomba / que va a estallar / no tiene pegas / porque es genial / así me gusta a mí / así me gusta a mí / ecsta sí, ecsta no / ecsta sí, ecsta no / esta me gusta / me la como yo”. 

Los Planetas

8 Los Planetas, “Santos que yo te pinte”, 2000 
Lo mismo podía responder al lamento de un amante despechado que a su conmiseración ante la adicción de su pareja. “Yo no tengo la culpa / de que te duela el alma / no tengo culpa ninguna / de que te fumes plata / A veces me pregunto / de quién será el fantasma / que te ha tapado los ojos / para que no veas nada / Dime dónde has estado / niña de cara blanca / dónde has dejado tu risa / que no está donde estaba / Todo lo que yo tengo / todo yo te lo daba / pero si acabas conmigo / vas a ser desgraciada / Santos que yo te pinte / demonios se tienen que volver / Yo no soy ningún ángel / yo no soy ningún santo / pero lo que estás haciendo / es que me está matando”. En el mismo álbum, Unidad de desplazamiento, se incluía “Un buen día”, cuyo fragmento “y nos hemos metido / cuatro millones de rayas” fue alterado para su difusión en la radiofórmula. 

9 Tabletom, “Me estoy quitando”, 1991 
Aunque es más conocida en la versión de Extremoduro, la original pertenece a los malagueños Tabletom. Un homenaje a Camarón, acuñador de esa frase de referencia yonka que es la del “me estoy quitando”: “Me estoy quitando / solamente me meto / de vez en cuando / Estoy buscando al doctor, pa que me dé la receta / pa olvidarme de tu amor / y no volverme majareta / Solos, solos y mosqueaos / solos y rodeados por todos los lados / necesitamos munición / armamentos y un cañón de combustible / ¡Resistiremos! ¡Los que quedemos! / ¡aunque quedemos endispués / pa las rebajas! / Yo te tengo que dejá / Yo tengo ya que olviarte / pa no volverme loquito / loquito ya de remate / Yo ya sé que tú / eres traicionera. / Me quitas la vía y tú ni te enteras”. 

10 Víctor Manuel, “La madre”, 1988 
Oportunista melodrama, digno de una adaptación cinematográfica firmada por Eloy de la Iglesia, a expensas de la madre de un toxicómano: “Cuál sería el instante, quién le enseñó estas cosas / cuándo probó la muerte y amaneció entre sombras / quiso ayudarle sin saber ni cómo / y aunque no pudo fue vendiendo todo / pero todo era poco para un saco sin fondo / un golpe a una farmacia, algún pequeño robo / ya de vuelta en la casa del hospital sabía / que más pronto que tarde la herida se abriría / Con la prudencia que da la locura / buscó los datos, aclaró sus dudas / con un último esfuerzo le compró la más pura / y al mirarle a los ojos se le borró entre brumas / él creyó que soñaba en el fugaz instante / en que acabó su tiempo abrazado a la madre”. 

11 Tony el Gitano, “Soy un yonki”, 2005 
Astro de la rumba quinqui setentera, Antonio Barrull Jiménez no dio tregua con una ristra de canciones que se debatían entre lo políticamente correcto (“A mi hermano”, que fallecía de sobredosis, “Maldita droga”, incluida en la bso de Torrente) y lo incorrecto (“Me fumao un canuto”, “Se pinchaba la niña”, “Macarra”). En esta segunda categoría se halla la inconmensurable “Soy un yonki”: “Tiro por la calle abajo / con un 124 / me coge la plata allí / con tres kilos de caballo / yo soy un yonki / no puedo negarlo / me gustan las papelas y ese polvo blanco / y ya no enciendo yo más luz / ya no enciendo más cigarros / lo que me importa, gitana, / son tus ojos para mirarlos / la pobre de mi mare / la tengo amargaica / ella viene a las rejas / la beso en su carica / la pobre de mi mare la tengo amargaica / yo soy un yonki / no puedo negarlo”. 

Ángel y las guais

12 Ángel y las Güais, “El hábito”, 1985
Hábito frecuente es también el denominar a las drogas en roman à clef, usualmente, en especial el burro, dándole forma de mujer irresistible pero envenenada. Fue ese el caso de esta composición de Ángel Altolaguirre, que también la cantaría desde la experiencia personal: “Cambiaste el mundo, juegas sin parar / sin ti ni lo siniestro parece cambiar / hay algo más, que de ti me atrae / eres como un ritmo y te repites sin parar / no existe amante más exigente que tú / llevas tus celos hasta dejarme castrado / tan solo el mar o una tormenta / pueden anular tu virtud / sin ti no como, me resfrío sin parar / me cuesta mantener mi espíritu de pie / mujer fatal, me acerco a ti / como a una fiera con valor y sin temor / oh, hábito, mi sino”. 

McNamara

13  McNamara, “Placer por placer”, 2011
Sobran otras palabras que no sean las suyas: “La coca la coca / me vuelve medio loca / me tira por los suelos / me arrastra de los pelos / pastillas pastillas / pastillas pa las sillas / tripis pa los jipis / La raya la raya / la raya de caballa / esconde la papela / que viene la camella / y me pilla todos los días / y me mete en todos los líos / Trafico trafico / y trafico con conejo / conejo de trapelo / que está bien rellenito / de coca de Colombia / qué rica qué rica / me dicen mis amigas / camella camella / y yo no soy camella / y me pillan todos los días / que somos drogadictos / y a costa de la droga / me has comprado un piso / un Jaguar y un Mercedes / total ¿pa que los quieres? / si estás enganchada / la dolce vita / el placer por el placer / total no se qué hacer / drogarme, drogarme / drogarme hasta hartarme”. 

14 Burning, “Like a shot”, 1975
Las mujeres han sido siempre la droga prioritaria en las letras de los madrileños, y ahí está para confirmarlo “Loco por ti”, donde decían aquello de “por ti he dejado de tomar drogas, mi amor”. Dada la reputación de Burning de cumplir religiosamente con el mohoso lema “Sexo, drogas y r&r”, y la fatídica experiencia con la heroína de alguno de sus miembros, sorprende la ausencia de mayor explicitud o concreción sobre la materia en sus textos. Una excepción, en inglés y por los pelos, sería la cara A de su segundo single: “Oro blanco corre por mis venas / y estalla en mi cabeza / me lleva por la autopista / y sofoca de nuevo mi tristeza / dame rock & roll, nena / suena como un chute / he caminado por el parque de las agujas / oh, sí, nena / he salido otra vez a la carretera / y me ha detenido un chute / me he hundido, me he hundido”. 

Skap

15 Ska-P, “Cannabis”, 1986
Vallecanos como Burning, antitodistas declarados, además de toros, monarquía, imperialismo e iglesia también se pronunciaron contrarios a la prohibición cannábica: “Saco un papelillo, me preparo un cigarrillo / Y una china pal canuto de hachís / Saca ya la china, tron, venga ya esa china, tron / Quémame la china, tron / No hay chinas, no hay chinas hoy / Lega, legalización (cannabis) / De calidad y barato / Basta de prohibición / Ni en Chueca, en La Latina, no hay en Tirso de Molina / ni en Vallecas, ni siquiera en Chamberí / Yo quiero una china, tron, dame ya esa china, tron / Saca ya la china, tron (no hay china) / Sin cortarme un pelo, yo quiero mi caramelo / Voy corriendo buscando a mi amigo Alí / Una posturita, tron / Cannabis, cannabis, cannabis / Legaliza, legaliza, legalización / Basta ya de hipocresía, legalización”. 

16 El Torta, “Heroína”, 2007 
Coloso del flamenco, Juan Moneo Lara fue un mártir de la vida marginal: “Por el barrio conocí a una mala compañera / que se llamaba heroína / no puedo apartarme de ella / Y ya no sé qué hacer / y no sé dónde ir / y tengo que robar para poderla consumir / Por ti puedo escuchar la luna / por ti puedo entender la noche / y si ven que me he drogado / que nadie me lo reproche / Estoy drogado / enganchado / la gente sabe decir / no saben que me has dejado / y que me quiero morir / Me paso el día en los bares / las calles y las esquinas / cambié una vida por muerte / por la maldita heroína / No puedo vivir / porque llevo mala vida / No puedo vivir / porque la droga me humilla / entre ciego y colocón / se va pasando mi vida / Me estoy quitando, me estoy quitando / solo me pongo / de vez en cuando / Madre mía, madre mía / qué mala es la noche / la calle / y la vida”. También disponible en versión de Los Planetas. 

Ilegales

17 Ilegales, “Dextroanfetamina”, 1992
Jorge Martínez, que per se es como droga hecha carne, se desmarcaba de modas al frente de Ilegales reafirmando su fidelidad al estimulante de batalla por excelencia: “Como me gusta la anfetamina / por la mañana cuando voy a la oficina / No soy moderno, no esnifo cocaína / me revienta esa tonta medicina / Regreso al boom / regreso al boom / regreso al boom / No me hables de disciplina / acabas lleno de mercromina / Si quieres enervarme con heroína / puedes hacerte un análisis de orina. / Regreso al boom / dextroanfetaminas”. Volvía a dejar claras sus líneas rojas en “Drogas duras llenan sepulturas”: “Drogas duras llenan sepulturas / drogas lejanas, drogas cercanas / yonkis marchitos, patrullas urbanas / Los basureros encuentran un cuerpo / y le preguntan: ‘Estás vivo o muerto”. 

Extremoduro

18 Extremoduro, “Pepe Botika”, 1993 
Arduo oficio, el de traficar: “Pepe Botika es un honrado traficante / tomando copas me lo encuentro to los días / me cuenta historias de sus años en la cárcel / a veces había suerte y si tenía pasta salía / Qué vergüenza, señoría. ¿Cuánto cuesta su amnistía? / Lo colocaron con las manos en la masa / cuando venía del campo de coger higos / entodavía no lo han visto por su casa / lo tienen preventivo en una celda de castigo / ¿Dónde están mis amigos? Encerrados sin motivo / Carabanchel, La Modelo, Herrera de la Mancha / Cáceres II, Alcalá Meco, Puerto de Santa María / El contrabando era su oficio más brillante / y las fronteras se las salta to los días / tengo colegas en casi todas las cárceles / era de Plasencia me parece que decía / Un día le hicieron un registro al soterrizo / y le incautaron veinte kilos de chorizo / hachís, caballo y cocaína pal que compre / pues ya lo dijo dios: no solo de pan vive el hombre”. 

19 Joan Baptista Humet, “Clara”, 1981 
“Clara / distinta Clara / extraña entre su gente, mirada ausente / a la deriva / no tuvo suerte al elegir la puerta de salida / abandonada / en brazos de otra soledad / esperando hacer amigos por la nieve / al abrigo de otra lucidez / descubriendo mundos donde nunca llueve / escapando una y otra vez / achicando penas / para navegar / Estrellas negras vieron por sus venas / y nadie quiso preguntar / se vio atrapada / abandonó el trabajo / se vino abajo / languidecía / perdida en un camino de ansiedades y ambrosías / no dijo nada / y un día desapareció / Recorriendo aceras dicen que la vieron / ajustando el paso a los demás / intentando cualquier cosa por dinero / para hincarse fuego una vez más / Esa madrugada / Clara naufragó / Tenía el mar del miedo en la mirada / las ropas empapadas / y el suelo por almohada / y lentamente amaneció”. Se equivocaba el cantautor catalán, pues la amiga en la que se inspiraba “Clara” llegaría a rehabilitarse. 

Estopa

20 Estopa, “Exiliado en el lavabo”, 1999
Un choricillo que se costeaba el vicio vendiendo kleenex y rulas protagonizaba “El yonki”. Igual de costumbrista es este retrato del farlópodo al que un colega intenta hacer entrar en razón: “Con la cabeza metida en el váter / debes llevar unas horas dormido sin aire / La última raya de coca / ensuciaba un espejo volcado / y en el suelo gotas de sangre / porque un grumo te ha cortado / Dime cómo ves el mundo / exiliado en cada lavabo / contando cada minuto / administrándote los gramos / dime cómo ves mi cara / desde tus ojos desquiciados / dime cómo huele el viento / desde tu tabique blanco / He venido a contarte / que tu novia te ha dejado / que ya no le funcionas / que estás acabado / me ha dicho que cuando te vea / te dé un abrazo / Creo que soy el único que sigue a tu lado / anda, tira eso / subámonos al tejado y cuenta / cuéntame lo que quieras / cuéntame que estás enganchado / y dime cómo ves el mundo exiliado en el lavabo”. 

Miguel Ríos

21 Miguel Ríos, “Un caballo llamado muerte”, 1979 
Se devanó los sesos Mike para ripiar este moralista sermón, pero lo peor es que lo retomaran Medina Azahara y Bunbury: “No montes ese caballo, / pa pasar de la verdad / mira que su nombre es muerte / y que te enganchará / Es imposible domarlo / desconoce la amistad / es un caballo en la sangre / que te reventará / Por el camino del caballo / tendrás un espejismo / cuando te creas más libre / es cuando más cogido estás / El torbellino del tiempo / del negocio y del poder / te empujan sobre unos cascos / hechos de sangre de hiel / Escucha mi voz, hermano, / desnuda está de moral / apéate del caballo / y empieza a caminar / Escapa a la pesadilla / del sello sin voluntad / no dejes que te arrastre / echa tu cuerpo a andar / De pie en la vida / sin mirar nunca atrás / solo luchando / te escapas del infierno / para tocar la libertad”. 

Siniestro Total

22 Siniestro Total, “España se droga”, 1995 
Duro dilema, descartar “Todo por la napia”, su otro gran narcoéxito. El azar ha dictaminado que la seleccionada sea este diagnóstico de la bandera que a tantos íberos une: “España bebe, España se droga / ¿a dónde va, señor, la juventud española? / no señor, está usted equivocado / no me inyecto hachís ni bebo caballo / nada con exceso rima con mesura / la droga dura lo que dura dura / Mire, señora, que su niño llora / dele ahora mismo su metadona / y entérese de dónde son las reuniones / de la asociación de hijos a favor de la droga / El recurso principal de Afganistán y Tailandia / es la exportación / de productos de la tierra, frutos de la huerta / folklore y colorido y algo de diversión / Por mí puedes meterte antimateria / pero siempre se acaba en algo peor / como, por ejemplo, discutiendo muy serio / en coloquios y debates en la televisión”.

23 Los Calis, “Heroína”, 1986 
Rumberos vallecanos, y en horas de oficina vendedores ambulantes de fruta en el Pozo del Tío Raimundo, conocieron en carne propia los sinsabores del potranco, dedicándole esta pieza que sería su mayor éxito: “Heroína, diablo vestido de ángel / yo busco en ti sin saberlo / lo que tú solo puedes darme / hace tiempo que te conozco / tienes penas y alegrías / vas matando poco a poco / pues yo ya sé bien de tu vida / Más chutes no / ni cucharas impregnadas de heroína / no más jóvenes llorando noche y día / solamente oír tu nombre causa ruina / Me cogiste bien cogido / en tus invisibles rejas / yo quiero escapar de ti / pero me arrastras; no me dejas / tú me ayudas a morir / con tus venenos en mis venas / y si llego un día a viejo / podrido por dentro y por fuera”. Los cántabros La Fuga y los vascos Kaos Etílico la hacían objeto de sendas versiones. 
 
24 Obús, “Complaciente o cruel”, 1986 

Históricos del heavy metal patrio, Obús se inspiraron en el alcohol para “Vamos muy bien” (“Calimocho, whisky / Birra, Pipermint / Soy un cóctel que anda / Y se tiene solo de pie”) y en la perica con “La raya” (“Cuando pillo una raya / yo me la paso por la punta de la nariz”). En el caso que nos ocupa, el jaco ponía telón de fondo a la historia de una precoz prostituta: “Nació un año gris, hace dieciséis / Jamás conoció a su estrella / Dejó atrás su campo y emigró / Buscando la tierra prometida / Y ya se aburrió de estudiar inglés / El tiempo a su cuerpo dio curvas / Se acuesta en su cama el hastío / Su piel huele a metro en horas punta / Amante de una jeringuilla / Íntima amiga del alcohol / Pasea su cuerpo por la acera / Espera que tú pares el ruido del motor / Su cuenta corriente, en el calcetín / Su dosis diaria en el bolso / Duerme de día, come de pie / Por sus servicios no cobra IVA”.

Segismundo Toxicómano

25 Segismundo Toxicómano, “Las drogas”, 2001
¿Cuántas veces nos hemos perjurado todos que iba a ser la última vez? Luego pasa lo que pasa cuando el gorila llama a la puerta, como bien apuntan estos otros alaveses de clarificador nombre: “Las drogas, mi fin! / ¡No puedo salir! / Porque hoy he vuelto a caer / Sin poderlo entender / Hoy he vuelto a caer / Sin comer y sin dormir / Aquí, viéndolas venir / Observando telarañas / Una vieja habitación / Me ha adoptado por colchón / La locura me ha invadido / Y no quiere salir / Dentro de mi habitación / Tengo todo el mogollón / Sobra todo lo demás / Taquicardia, ansiedad / Sudor frío, malestar / Otra vez la pesadilla / Buscando un golpe de suerte / Con la locura me encontré / Vicio, vicio, vicio / Hay mucho vicio / En cada poro de mi piel / Tirado en los callejones / Vomitando autodestrucción”. 
 

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #248

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