Pasar al contenido principal

Últimos coqueteos entre la industria cannábica y la musical

Formatos, posibilidades y entresijos de un tándem idóneo a punto de explotar en nuestro país

El 23 de febrero, en la madrileña sala Caracol, asistimos al primer concierto en años del andaluz afincado en México Héctor Guerra, que presentaba su último disco, Desde el infierno. Sobre el escenario llaman la atención su atuendo de inspiración indígena, la colorida danzante prehispánica de ojos profundos, la tuba y la lona de Vip Seeds ondeando a la izquierda, el banco de semillas cannábicas que patrocina al artista.

El 23 de febrero, en la madrileña sala Caracol, asistimos al primer concierto en años del andaluz afincado en México Héctor Guerra, que presentaba su último disco, Desde el infierno. Sobre el escenario llaman la atención su atuendo de inspiración indígena, la colorida danzante prehispánica de ojos profundos, la tuba y la lona de Vip Seeds ondeando a la izquierda, el banco de semillas cannábicas que patrocina al artista.

En Estados Unidos, donde la venta y el consumo se están regularizando en cada vez más estados, esta costumbre se ha hecho ya frecuente dentro del mercado musical. En nuestro país hace apenas unos años que aterrizó este tipo de patrocinio que empieza a afianzarse y, bien llevado, podría suponer un salvavidas coherente y eficaz para una industria de difícil acceso, llena de desigualdad y con problemas de financiación.

Veamos otros ejemplos del despegue que este tipo de alegre alianza viene teniendo lugar en nuestro país. El último single de adelanto de FYAH, próximo álbum de Fyahbwoy, también llamado “El Chico de Fuego” y ahora conocido como sencillamente Fyah, se presenta como un himno reggae, trae un título tan explícito como sus letras y supone una oda a favor de las virtudes de la marihuana. El disco sale a la venta oficialmente el 23 de marzo, pero el recibimiento de este segundo single por parte de los fans no podría estar siendo más cálido, en gran parte porque el videoclip de “Hierba verde”, el himno en cuestión, incluye la colaboración de la queridísima Karina. No solo el vídeo está patrocinado por Biological Activated Cocktail (BAC), la marca cien por cien vegana de cultivo profesional, sino que Fyah está incluyendo en algunos packs de preventa del disco, a la manera del adorado rapero Snoop Dogg, kits personalizados para el fumador.

El caso del Zatu, célebre MC sevillano y pionero del rap en nuestro país que tanto éxito ha cosechado desde los noventa con SFDK, recorre distintos derroteros e implica otro tipo de conexión con la industria cannábica, que tanto potencial entraña para relacionarse con el mundo de la música. El Zatu pasó de querer montar su propia asociación de consumidores de cannabis, proyecto que no llegó a buen puerto pero que le brindó ciertos contactos oportunos, a ser invitado a diseñar su propia semilla de marihuana para el banco de Positronics. El compositor y cantante, antaño consumidor de variedades más relajantes, desde que es padre se inclina en cuerpo y alma hacia los poderes activadores de las sativas, y ese fue el camino escogido.

La denominada Chizpa reúne los efectos mayormente sativos que al rapero actualmente le gusta encontrar en una variedad, y asegura ser incapaz de publicitar un producto en el que no crea o, en este caso, no consuma realmente. Tras meses de estudio y selección hasta dar con una variedad de efectos prácticamente inmediatos, poderosos y tan enérgicos como un subidón de adrenalina, el hiperactivo Zatu se metió en el estudio de grabación junto a Gordo Master, Little Pepe y Niggaswing para crear Positronics Vibes vol. 2, un disco especial para la ocasión que se obsequia por la compra de las semillas. La Chizpa, por supuesto, tiene su propia canción, en la que Zatu aprovecha para cantarle a sus orígenes humildes y para reclamar la legalización. Puede adquirirse también en un pack que incluye sus propios artículos publicitarios en forma de gorra y camiseta.

Héctor Guerra
Héctor Guerra disfruta mezclando el sabor del hip hop y la cumbia con el de la marihuana y el ron.
Zatu, de SFDK
La energía que requiere la paternidad consiguió que el mítico Zatu se pasara de la magia índica al poderío de la sativa.
El Langui
El Langui, carismático MC y actor, ha diseñado una potente variedad terapéutica para The Kush Brothers Seeds.
Fyah
Fyah es responsable del himno reggae "Hierba verde", en cuyo videoclip colabora la queridísima Karina.
Juanito Makandé
Uno de los pioneros en unir industria cannábica y musical es Juanito Macandé, que lanzó su semilla en 2015.

El ejemplo de Juan Manuel Montilla, alias “El Langui”, MC y actor, fue un poquito más allá porque no solo diseñó su propia semilla para el banco barcelonés The Kush Brothers Seeds, sino que se trató de la primera variedad cien por cien medicinal lanzada por el banco, con unos efectos sosegados y claros y un ligero toque psicoactivo que no impide la concentración. La denominada Langui Kush es en un 20% sativa y en un 80% índica, y está especialmente pensada para el uso terapéutico. Esta particularidad adquiere mucho sentido si tenemos en cuenta que el Langui ha padecido graves problemas físicos a lo largo de toda su vida por una lesión cerebral durante su gestación, lo que no le ha impedido convertirse en uno de los artistas más valiosos y queridos de su generación.

Juanito Makandé fue uno de los primeros en explorar las posibilidades de este tándem de industria musical y cannábica. Fue en el 2015 cuando lanzó una campaña de micromecenazgo a través de la plataforma Verkami con vistas a recaudar fondos para lanzar su cuarto disco, Muerte a los pájaros negros. Sus seguidores interesados en convertirse en mecenas podían adquirir diferentes paquetes con recompensas, entre ellos uno que incluía tres semillas de la variedad índica Makandé, seleccionada por él mismo, junto a una tarjeta con el diseño del disco y un código que permitía su descarga dos meses y medio antes de que empezara la distribución oficial. A día de hoy, la variedad Makandé se puede seguir comprando a través de su propia web.

Mirando al futuro a medio y largo plazo, resulta evidente que la industria cannábica está llamada a florecer en nuestro país le pese a quien le pese. El tándem de unión creativa entre música y consumo de marihuana resulta de lo más natural, se ha visto afianzado en otros países de más larga andadura en cuanto a legalidad y se encuentra a punto de caramelo para explotar en este territorio. Tal vez nos veamos en el momento idóneo para que los bancos especializados consideren apadrinar con patrocinios e invitar a colaborar en el diseño de variedades a artistas más variopintos y apoyar así el auge de cierto underground. Un buen comienzo podrían suponerlo los raperos más marginales y espirituales del panorama, como Enjoy Canoa y Pedro LaDroga, cuya unión a la industria cannábica resultaría un acierto de lo más obvio.

Pero tal vez lo más interesante sería alejar un poco la lupa de los géneros que ya están tan asociados al consumo de marihuana y, a través de artistas tan ingeniosos y frescos como el canario Bejo, ayudar a quebrar el encasillamiento de la imagen popular del consumidor y fusionarla con modelos más actualizados. La diva latina en ciernes Nathy Peluso, cantante y bailarina multidisciplinar que rapea, canta jazz y boleros con el mismo ángel flotando en el pecho, supondría una embajadora ideal que además ayudaría a renovar los estereotipos. Por no hablar de la música electrónica, ese género tan independiente plagado de cabezas oscilantes que a menudo rebosan THC tanto a la hora de componer como a la de interpretar en directo. Las posibilidades abundan y el mercado está listo. ¡Es hora de seguir innovando!

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #244

Te puede interesar...

¿Te ha gustado este artículo y quieres saber más?
Aquí te dejamos una cata selecta de nuestros mejores contenidos relacionados:

Suscríbete a Cáñamo