Los tiempos en los que se podía aterrizar en Nueva York tranquilamente con 5 kg de cocaína en la maleta han pasado. En los noventa, la vigilancia en aduanas aumentó, y tras el 11S se dotó de tecnología de última generación a los agentes fronterizos: escáneres para detectar dobles fondos en maletas y tráileres, perros y 8.000 sensores a lo largo de la frontera con México. Todo ello ha supuesto un enorme reto para los narcotraficantes, que han tenido que emplear todo su ingenio para que su producto llegue a los consumidores.
Ingenio no necesariamente es sinónimo de inteligencia, de ahí que haya quien esconda diez paquetes de farlopa dentro de un bocata de jamón serrano y termine detenido. A continuación, un compendio de los métodos más ingeniosos para traficar que hará a algunos preguntarse cómo llegó hasta sus manos esa raya que están a punto de inhalar.
Narcosubmarinos
Las Fuerzas Armadas de Colombia presentaron a los medios un submarino de 30 m de eslora que los traficantes utilizaban para llevar su producto a Sinaloa, en México, y de ahí a Estados Unidos. La peculiaridad de este hallazgo es que era el primero capaz de navegar a 9 m de profundidad –la mayoría de los submarinos incautados hasta entonces se podían sumergir un par de metros y con una bomba metían aire a la cabina–. Sorprendería lo extendido que está el uso de estos aparatos. Es raro que las autoridades los detecten, y cuando lo hacen los decomisos son históricos: en abril del 2016, la Guardia Costera estadounidense interceptó uno en aguas de Panamá con 13 t de cocaína valoradas en 200 millones de dólares. Según un estudio del US Foreign Military Studies Office, en el 2012 el 80% de las drogas que entraron a Estados Unidos lo hicieron por mar, y en el 30% de los casos estiman que se hicieron con submarinos.
El Señor de los Suelos
Solo en California, las autoridades estadounidenses han detectado trece narcotúneles desde el 2006. El método es simple: alquilas una casa en Tijuana, excavas por debajo del muro y desembocas en una casa en San Diego. El más largo detectado –hasta ahora– medía 800 m y estaba cavado en zigzag (para dificultar a las autoridades encontrarlo). Tenía rieles, luz, ventilación y un montacargas para diez personas. La salida, en el lado estadounidense, estaba detrás de un cubo de basura. Uno de los pioneros en el uso de esta técnica de contrabando es el Chapo Guzmán, a quien también apodan “el Señor de los Suelos”, tras fugarse de una cárcel con un túnel que sus cómplices cavaron. Antes de su extradición a Estados Unidos en enero pasado, lo tuvieron detenido en un penal de Ciudad Juárez que tiene sensores que detectan si alguien está cavando. Esta vez no se les fugó.
Frutas
La ruta de la cebolla era el nombre que usaba Pablo Escobar cuando enviaba un cargamento a Estados Unidos por la frontera mexicana. Los fardos los ocultaban detrás de sacos de cebolla. Cuando llegaban a la frontera, los guardias abrían la caja del camión, miraban por encima y los dejaban pasar. Sigue siendo un método recurrido, aunque los proveedores tienen que emplear todo su arte para cruzar las garitas. En junio del 2012 en Sonora, México, los guardias descubrieron 2,3 t de maría camufladas entre sandías. Eran 647 paquetes embalados con cinta verde y en forma ovalada, para que se confundieran con un fruto más. Además, con un rotulador amarillo, los artistas habían simulado las vetas.
Siglo III
Tras el 11S, la vigilancia en la frontera entre México y Estados Unidos se multiplicó, y se instalaron todo tipo de sensores y tecnología para detectar a cualquier terrorista que quisiera entrar a Estados Unidos. Los narcos superaron este escollo con tecnología del siglo iii antes de Cristo: una catapulta. Primitiva pero eficaz. El invento tiene variaciones; en Sonora las autoridades decomisaron un cañón neumático instalado en una pick-up desde el que disparaban latas de cerveza rellenas de maría y de cocaína por encima del muro fronterizo. Los estadounidenses sospecharon cuando encontraron latas con droga, alertaron a los mexicanos y estos hicieron el arresto.
Vaqueros
Pablo Escobar solía enviar a Estados Unidos cargamentos de pantalones vaqueros impregnados en cocaína que, al llegar al otro lado, se ponían a remojar en unos químicos y se volvían a convertir en cocaína. “Aunque no se trataba de grandes cargamentos, mi padre me dijo que durante meses fue una ruta segura”, relató su hijo Juan Pablo, que se cambió el nombre por el de Juan Sebastián Marroquín, en su libro Sobreviviendo a Pablo Escobar. Gracias a un informante, la DEA atrapó un alijo de “coca jeans” y, durante los siguientes meses, el Capo seguía enviando vaqueros normales; le parecía divertido poner a los agentes a lavar ropa y dejarles con las manos vacías. La droga, según su hijo, iba en el cartón de las cajas que nunca detectaron.
Sor Presa
La mejor tapadera para ser capo de las drogas es, probablemente, el de directora de un colegio de monjas. Por ello, las hermanas del Centro de Educación Infantil Virgen Milagrosa, de Formentera, no salían de su asombro cuando los periodistas les preguntaban por la detención de su directora en marzo del 2011, acusada de encabezar una red de narcoprostitutas en un club de alterne. “Ha faltado por motivos personales”, era lo único que podían decir. La detenida no era religiosa, empezó como consumidora y terminó tras las rejas en el marco de la “Operación Bolonia”. Es bien sabido que los narcos suelen ser muy devotos: los mexicanos le rezan a la santa Muerte y a Jesús Malverde (un bandido que, según su leyenda, asaltaba a los ricos para repartirlo entre los pobres). No es de extrañar, por lo tanto, que trasladen su devoción al negocio y elaboren figuras de santos y vírgenes de cocaína, que luego exportan a Europa y Estados Unidos.
Mulas
La mujer estaba nerviosa desde que aterrizó en Barajas y no era para menos. Llevaba 1,7 kg de cocaína en implantes de seno. Los agentes detectaron su ansiedad, revisaron su equipaje y la cachearon. Ahí se dieron cuenta de que tenía protuberancias, y la mujer confesó antes de que la llevaran al hospital. Sucedió en agosto del 2014. El uso de mulas es bastante frecuente: pasajeros que ingieren globos de cocaína y se embarcan en un avión. En Barajas, en diciembre pasado, detuvieron a once mujeres en un mismo vuelo con medio kilo de coca en la vagina. Los traficantes también utilizan como mulas a perros de raza, que sacrifican al llegar a su destino tras extraerles la mercancía. En marzo del 2013, la policía italiana detuvo a setenta y cinco personas, casi todos mexicanos, con estos animales. Uno de los decomisos más bizarros de la historia, sin embargo, sucedió en Costa Rica en el 2009, cuando los agentes descubrieron un cargamento de cien tiburones rellenos con una tonelada de cocaína.
Drones
Los drones han causado furor entre los traficantes por las enormes posibilidades que ofrecen para el negocio. Por 100 € puedes comprar un aparato que transporte 2 kg (que valen 60.000 € en Nueva York) a 2 km de distancia. Basta con ponerse en el muro fronterizo y poner a volar el gadget hasta que lo recoja un cómplice del otro lado. Los drones continúan evolucionando; hay algunos que se usan para cargar cámaras de cine, pueden trasladar hasta 20 kg y recorrer 100 km. El aparato cuesta 10.000 €, pero la mercancía se vende por 600.000 dólares.