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Cultura / Reportaje

El pueblo de Tetecala: por la libertad del autocultivo en México

El pueblo de Tetecala: por la libertad del autocultivo en México

Este pueblito de seis mil quinientos habitantes, enclavado en un rincón del estado de Morelos, se ha puesto a la vanguardia cannábica cultivando y produciendo productos derivados del cannabis, dando ejemplo a varias comunidades de campesinos en diferentes partes de la República mexicana, que se han sumado al Plan Tetecala. ¿Qué es el Plan Tetecala? Los visitamos cuando estaban cortando unas plantitas y, entre porro y porro, esto fue lo que descubrimos.

Soplaba una mañana fresca en la ciudad de la eterna primavera. El efecto del porro mañanero ya se disipaba mientras esperábamos en una de las estaciones de autobús del centro de Cuernavaca al transporte que nos llevaría a Tetecala. No es mucho trayecto, como cincuenta kilómetros desde aquí, casi en la frontera entre los estados de Morelos y Guerrero. El pueblo en sí no es una zona cannábica como han exagerado las noticias, que lo pintan como que está lleno de plantas. En realidad, es un puñado de gente que se ha organizado para ejercer su derecho al libre cultivo: abogados, contadores, activistas y, por supuesto, campesinos se han unido para darle seguimiento al mítico Plan de Ayala ciento diez años después. Algunos de los involucrados ni siquiera viven en Tetecala, pero el movimiento que lleva el nombre de este pueblo ya se está expandiendo a otras partes de la República. Es muy sencillo de comprender: es simple libertad para sembrar y derechos humanos.

Andrés Saavedra Avendaño –abogado del Plan Tetecala y activista jurídico desde hace cinco años– nos platicó cómo empezó este movimiento cannábico: “Inició como un movimiento libertador, primero, en Cuernavaca. Organizamos algunas marchas y varias cosas: queríamos replicar lo que estaba haciendo el Plantón 420 en Ciudad de México, tomando espacios para la libertad del cannabis. Entre todo, nosotros nos dedicamos al litigio estratégico, que es el objetivo de la organización no gubernamental que está detrás de estos movimientos, llamada Artistas Legales. Creí que la intervención del campo era un tema necesario: la participación del campesinado, de los ejidos, de las comunas y los pueblos indígenas. Me di a la tarea de encontrar a personas que tuvieran esa intención. Encontré al doctor Bello Arellano aquí en Tetecala y, junto con Rafael Macín Sánchez, Doña Rosa, Don Pancho y varios campesinos más, se dio la idea de cultivar marihuana en Tetecala. Ese sería el paso inicial. Ya hace más de un año ahora que presentamos la solicitud ante la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), y así fue como inició el Plan Tetecala, que en ese tiempo no era un plan sino una solicitud ante las autoridades”.

Plan de Ayala 2.0

El pueblo de Tetecala: por la libertad del autocultivo en México
El Plan Tetecala se ha difundido a nivel nacional y muchos indígenas están ejerciendo su derecho al autocultivo. Desde el céntrico estado de Morelos hasta Sonora o Colima.

Andrés y su novia Yasmín, quien también es abogada, han sido artífices de este movimiento encontrando esos vacíos legales y libertades constitucionales. De ahí surge la brillante idea de ligarlo al Plan de Ayala, que da tierra a los campesinos. “La tierra es de quien la trabaja”, rezaba Emiliano Zapata. El Plan de Ayala fue un manifiesto promulgado el 28 de noviembre de 1911, en el marco de la Revolución mexicana, para desconocer a Madero, pero también sirvió para regresar a los campesinos las tierras que estaban en manos de los hacendados.

“Era una solicitud de permiso ante las autoridades y después se enlazó con el Plan de Ayala –y continúa Saavedra Avendaño–: Recordemos que México es un país de planes; nosotros surgimos del Plan de Iguala y el Abrazo de Acatempan, y México surge de este tipo de instrumentos históricos, políticos, sociales y jurídicos. Tenemos muchos años que no se hacen planes. Dijimos: ‘Ya se tiene la tierra, hace falta la libertad para cultivar”.

El pueblo de Tetecala: por la libertad del autocultivo en México
Los habitantes de Tetecala siempre han estado acostumbrados a cultivar sus plantas de marihuana para usos medicinales.

El cultivo que visitamos está a pocas cuadras del centro y cerca del estadio de futbol, que alberga a dos mil personas. Las calles están bien pavimentadas y las casas, coloridas. “Dar vuelta a la izquierda en la esquina donde hay una ferretería y la segunda calle a la derecha y por ahí está el zaguán”, nos indica un vecino. No importa si todos los que lean esto saben su ubicación. Todo el mundo que quiera los puede visitar. El lugar es público: el gobierno y las autoridades saben de su existencia.

Sin embargo, la derrama económica aún no llega al pueblo, que se levanta taciturno y macilento por los mañanas para continuar en ese ritmo todo el día surfeando entre el calor y las lluvias veraniegas. Después de un par de vueltas encontramos a un voluntario, que nos encaminó a la propiedad. Al abrir el conspicuo zaguán ya llega el tufo de las plantas que invade la calle. Es día de podar.

La legalidad

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Las mujeres han sido parte fundamental, tanto en el desarrollo del pueblo como en la libertad de cultivar lo que el campesinado elija.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ya estuvo en este pueblo y recibió una carta de los cultivadores. Todas las autoridades saben lo que están cultivando, cuánto y dónde. Entonces, ¿por qué no los han detenido?

“Exactamente lo mismo que hizo Zapata en su momento –nos responde Andrés–. Una declaración que dice que toda aquella persona, incluido el estado, que pretenda prohibir o privar de la libertad de los que estamos ejerciendo nuestro derecho del libre cultivo se considerará un enemigo del Plan de Tetecala y de la libertad del desarrollo y el derecho humano a cultivar. Estamos ejerciendo una especie de desobediencia civil, aunque yo no lo vería así. Porque la ley en México ha decretado, a través de la Suprema Corte de Justicia, una declaratoria general de inconstitucionalidad que si la vemos desde una visión doctrinal, judicial y jurídica estamos hablando de una desincorporación de las leyes que decían que la marihuana tendría que ser prohibida, y están dando una apertura con eso; si estás desincorporando una ley no puedes desincorporarla a medias. Entonces, se está haciendo muy a la mexicana y no sabemos bien hacia dónde va, pero en eso no se sabe. El campo sí sabe a dónde va y quiere sembrar marihuana”.

El pueblo de Tetecala: por la libertad del autocultivo en México
Junta de los vecinos de Tetecala. Con la llegada de la presidenta municipal Rosbelia Benítez Bello el pueblo ha tenido mayor participación ciudadana.

El terreno es amplio y está lleno de voluntarios. Nos recibe Gabriel Martínez, quien se encarga de las finanzas y nos muestra las instalaciones, que son un par de invernaderos que han visto mejores días; la mayoría son plantas de exterior, pero hay otras en el invernadero. Están construyendo un lugar para el secado y han sembrado de diferentes variedades, desde la Gorilla Glue hasta Bola Mints. Son un colectivo un poco ecléctico, pero se complementan: los chavos, las amas de casa, el economista, los campesinos, los ejecutivos y los abogados Yaz y Andrés.

"El presidente ya estuvo en este pueblo y recibió una carta de los cultivadores. Todas las autoridades saben lo que están cultivando, cuánto y dónde. Entonces, ¿por qué no los han detenido? "

Macín y su esposa Rosa son tetecalenses de toda la vida; ahora están a la vanguardia del movimiento. Me siento con Macín a la sombra de un árbol y mientras tomamos un refrigerio me platica cómo inició a cultivar cannabis: “En primera, me vinieron a invitar. Yo siempre he tenido plantas de mota, no muchas, unas diez plantas, no tanto para consumo lúdico sino para echarlas en alcohol, porque la chinga del campo te cansa y siempre acabas adolorido, así que la usaba medicinalmente. Después me vinieron a preguntar que si quería sembrar cannabis y les dije que sí. La verdad como que no creyeron mucho en mí porque nos dejamos de comunicar como un mes y medio; cuando regresaron ya tenía yo listas doscientas plantas ahí en el suelo. Ya plantadas y todo. La verdad, siempre fue una inquietud. No solo por sembrar cannabis. A mí siempre me ha gustado sembrar lo que yo quiero. A mí me gusta sembrar de todo. He sembrado todas las hortalizas que se dan aquí; y hasta las que no se han dado también las he sembrado para ver si es cierto que no se dan: desde las orientales, la calabacita italiana, el tomatillo de cáscara, hasta chiles. Te estoy hablando de hace cincuenta años, cuando solo se daban las plantas con azufre y no tenías que meterle ningún químico, no se necesitaban abonos químicos; ahora, si no le echas, no se dan. Desgraciadamente nos estamos acabando el planeta. El uso indiscriminado de pesticidas, herbicidas... Nos hemos acabado la tierra, aunado a las semillas, que están modificadas genéticamente, pues esa es otra. A mí me gusta ser innovador en los cultivos y ahí está la prueba”.

El pueblo de Tetecala: por la libertad del autocultivo en México
El equipo del Plan Tetecala incluye abogados, médicos, contables, campesinos, amas de casa y jóvenes estudiantes.

¿Cómo ve el futuro?, le pregunto. “¿Por qué nos prohibieron sembrar cannabis? Porque Estados Unidos le puso el pie en el cuello al Gobierno mexicano y nos dijeron: ‘¿Sabes qué?, no puedes sembrar cannabis’. Y el Gobierno mexicano, después de tantos años, sigue sin dar autorización y ahora Estados Unidos, Canadá, Colombia ya están cultivando y nosotros no. No es que sea Contreras, yo, pero vivimos en un estado donde nació la libertad de cultivar lo que uno quiere. “No, que te voy a dar tierra, pero la libertad te la niego”. ¡No! Eso fue lo que me motivó a sembrar cannabis. Al final, aquí en el pueblo y los poblados aledaños, muchos tienen una o dos plantas, y la gente tiene miedo que les vaya a caer la justicia por sembrar su medicina porque muchos ni la fuman. No soy muy religioso, pero se supone que todo lo que hizo el Creador lo hizo para que todos lo disfrutemos. Tengo amigos que eran epilépticos y después de un par de meses de consumir cannabis ya no tienen ataques; mi mujer es hipertensa y en el Seguro no le podían regular la presión: la alta porque estaba alta y la baja porque estaba baja. Desde que empezó a consumir las gotas de CBD, ahí está estable. Yo soy hipoglucémico y con las gotas me voy manteniendo”.

El futuro ya nos alcanzó

El Plan Tetecala cuenta con un dispensario en el poblado de Ahuatepec, Morelos, donde venden flor, dan pláticas y se realizan actividades cannábicas.
El Plan Tetecala cuenta con un dispensario en el poblado de Ahuatepec, Morelos, donde venden flor, dan pláticas y se realizan actividades cannábicas.

“¿Por qué nos prohibieron sembrar cannabis? Porque Estados Unidos le puso el pie en el cuello al Gobierno mexicano y nos dijeron: ‘¿Sabes qué?, no puedes sembrar cannabis’”

“Ya estamos cultivando en otras partes –nos dice Andrés–. Estamos trabajando con varias comunidades. Recordemos que el Plan Tetecala busca el empoderamiento del sector agrícola nacional y de los sectores vulnerables. Estamos trabajando con el pueblo indígena náhuatl tlahuica, que está en Ayala, Morelos, representado por el jefe Isidro Cisneros. Y, en Sonora, con los konkaak (comcaac) en Punta Choca, que realmente son seris, pero ellos se denominan konkaak. Tenemos a la señora Amanda en Hurinabo, que está muy cerca de Alamos, en Sonora, y que pertenece a la comunidad indígena yoreme. También a la señora Mari de la Mora, en Colima, que es una médica que está cultivando junto a sus hermanos, y todos cultivando con el Plan Tetecala. Aquí en Morelos tenemos Cuautla, Cuernavaca, Jojutla, con espacios con algún tipo de cultivo liberado. Ya se están adhiriendo más estados de la República”, concluye el abogado.

Tetecala es un pueblo que tiene el potencial de explotar como destino turístico verde, aunque le falte oferta de restaurantes y hoteles. Tal vez no estén preparados para recibir hordas de marihuanos, pero no van a rechazar la derrama económica, por lo que como buenos mexicanos se las arreglarán para recibir a la gente en el bello pueblo. Nosotros, por ejemplo, nos hospedamos en el jardín La Ceiba, donde viven Israel de un lado y sus familiares del otro. Hay un par de cabañas y un restaurante donde se puede fumar libremente al aire libre. También hay varios productos cannábicos, como gotas de CBD, y, por supuesto, algo de flor que ellos cultivaron. Todo a precios accesibles. Tetecala nos dejó un grato sabor de boca y hemos hecho nuevos amigos a los que nos hemos sumado para continuar la lucha por la libertad del autocultivo.

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #302

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