Hacia la disolución del yo
La disolución del yo (en una taza de café con leche) está a la orden del día. No es nada nuevo y todos sabíamos que se podía hacer, pero nadie lo hacía porque, una vez disuelto el yo, era muy difícil volver atrás.
La disolución del yo (en una taza de café con leche) está a la orden del día. No es nada nuevo y todos sabíamos que se podía hacer, pero nadie lo hacía porque, una vez disuelto el yo, era muy difícil volver atrás. Sin embargo, ahora la disolución del yo –autodisolución– en una espiral de café con leche está al alcance de cualquiera. El procedimiento es simple –siempre lo fue– pero la decisión era complicada: ¿cómo reconstruimos el yo después de haberlo disuelto en una taza de café con leche? Hasta que alguien (el hallazgo tiene muchos padres) ideó una solución de continuidad, que tiene que ver con el THC y con la disolución del THC en el propio yo.
En circunstancias normales diríamos: ¡hagan la prueba, amigos! Pero no hay nada que probar. El éxito está asegurado, y solo hay que hacer caso a los que saben. Nosotros sabemos. Tómatelo con calma –tómatelo con calma siempre–, espera a que el THC se haya disuelto en tu interior y, solo entonces, enfréntate a la taza de café con leche y durante unos cuantos eones de tiempo relativo –un rato– dedícate a remover el contenido con una cucharilla. Es importante el movimiento de la cucharilla. Sin ese movimiento no hacemos nada, no se crea la espiral de café con leche. Sumérgete, abísmate, húndete en la espiral (puedes acompañar esta decisión con un movimiento de los hombros, un ¡alehop!) y desaparece. Por cierto: ¿sabes que es mentira que el agua de los sumideros gire en sentido contrario a las agujas del reloj en el hemisferio sur?, ¿y sabes que, por lo visto, también es mentira que sea mentira? De todo esto parece deducirse que, en el hemisferio norte, el agua gira siempre en el sentido de las agujas del reloj cuando se pierde por el sumidero. Parece ser que eso tampoco es cierto, o no siempre lo es. Entonces: en lugar de correr hacia un lavabo para comprobar cómo gira el agua, ¿por qué no abismarse en una taza de café con leche, remover el contenido hasta formar una espiral y desaparecer?
Cuando la operación haya llegado a su punto culminante y tu yo se haya disuelto en el café con leche, cesará el movimiento de la cucharilla y tú ya no serás tú, o solamente tú, sino que serás todo lo demás: serás café con leche, y taza de café con leche, y cafetería, cocina o cuarto de estar, y barrio, distrito, ciudad, etcétera. De la disolución y la nada, pasarás al todo y al infinito. ¡Menudo chiste! Y de pronto, por una inercia (una especie de inercia) se iniciará el movimiento inverso. La cucharilla empezará a girar en el sentido contrario a las agujas del reloj (en el hemisferio norte) y tu yo se irá recomponiendo poco a poco. ¡Pero el THC NUNCA SE RECONSTRUIRÁ! El THC nunca regresará a tu bolsillo, y eso será la demostración incontrastable de que algo ha ocurrido. Nada ha sido un sueño, todo es real.
Ilustración de Jorge Parras