¿Cómo se nombra a las variedades?
Al contrario que otras plantas que o bien reciben su nombre científico o bien el popular, el mundo del cannabis ha dado los nombres de variedades más extravagantes del mundo.
Al contrario que otras plantas que o bien reciben su nombre científico o bien el popular, el mundo del cannabis ha dado los nombres de variedades más extravagantes del mundo.
Entre lo ridículo, lo hilarante y la precisión, encontramos AK.47, Aliento de abuelo, u OG Kush… Pero, ¿cómo es el proceso de nombrar una nueva variedad? ¿Simplemente se les llama con el primer nombre que se pasa por la cabeza? ¿A qué se debe que se llamen así?
Algunas variedades, como Sputnik, reciben su nombre de momentos históricos precisos; otras como la Strawberry cough te adelante lo que vas a sentir al consumirla… Pero muchas otras no se ajustan a estos criterios. Por tanto, ¿cómo se nombran?
Las primeros nombres de variedades de cannabis surgen aproximadamente en la década de los 60. La mayor parte de estas variedades reiben el nombre del lugar desde donde eran exportadas: Acapulco Gold, Durban Poison, Panama Red, Colombian Gold, y Afghan Kush se llaman así por su “denominación de origen”.
Además, estas plantas son la base genética de la mayor parte de las variedades que ahora están en el mercado (al menos en el de los EE.UU). Con esta pequeña base de variedades comenzaron a probarse diferentes cruces para mejorar el sabor, la capacidad de resistencia a los elementos, la velocidad de florecimiento, etc. En otras palabras, lo mismo que se hace con cualquier cultivo.
De esta forma el cannacultor es, por lo general, el responsable de nombrar la planta. Sin embargo, esto no se hace de forma arbitraria. Por lo general se sigue un modelo en el que se combinan los nombres de los “padres”. Así Poison OG + Girl Scout Cookies = Suicide Girl. Blue Berry + White Widow = Berry White. Podrá observarse que se aprovecha la circunstancia para montar un juego de palabras (Berry White / Barry White, ejem).
Otras veces sí que responde al azar como es el hecho de qué aspecto tiene la planta: White Widow tiene un aspecto blanquecino gracias a sus tricomas. Otras también responden al capricho del cannacultor: Jack Herer se llama así por el activista cannabico. Algunas otras son puro capricho que no se relaciona ni con el aspecto ni con el efecto: Zombie OG sugiere que te va a dejar tonto perdido, pero no es así; otras son cachondeo máximo (Bob Saget o Charlie Sheen).
¿Qué depara el futuro? La multiplicación de variedades. Por tanto no es de extrañar que dentro de poco la forma de clasificar las plantas se parezca más a una más ortodoxa que la heterodoxia actual. Por de pronto las empresas que se dedican al cultivo ya han introducido una novedad: colocar el nombre de la marca en la variedad.
Fuente: [Leafly]
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