Para entender lo sucedido en Nueva York hay que poner de relieve el trabajo realizado a lo largo de las últimas dos décadas por ONG y fundaciones como la Drug Policy Alliance (DPA). Ellos entendieron que para cambiar las ineficaces políticas de drogas en USA había que incidir en la lucha por la igualdad racial y la justicia social.
Y es que, en el año 2000, en la ciudad de Nueva York, fueron detenidas 60.190 personas por consumir marihuana en la vía pública. En 2017, fueron 16.925. A pesar de la drástica reducción, el alcalde acaba de anunciar que en un mes se dejará de arrestar a personas que ejerzan dicha conducta en las calles de su ciudad. El motivo de fondo es que a pesar de la reducción en arrestos, el 86% de los detenidos eran personas racializadas. Según declaraciones del alcalde “nuestro objetivo es tener una ciudad segura y un sistema judicial más equitativo. Los arrestos y procedimientos penales predominantemente contra negros e hispanos no sirven a estos objetivos”. Mientras que en el corazón del país que inventó la guerra contras las drogas todas las falacias de la prohibición se desmoronan, países con líderes populistas como Trump, legitiman la muerte de inocentes bajo el pretexto de la lucha contra las drogas. Presidente Duterte, psicópata, ni olvido ni perdón. Lastimosamente, en Bangladesh la policía ha anunciado que, desde el 15 de mayo, han ejecutado a 130 personas siguiendo la misma lógica. Las ONG dedicadas a la defensa de los derechos humanos presumen que, en realidad, se trata de muchas más.
Como es público y notorio los niveles de politización de la justicia están igual de putrefactos en Turquía que en Españistán. Dos lares hermanados por meter a raperos y a disidentes políticos en la cárcel. La corrosión democrática también campa a sus anchas en y entre la Guardia Viril. En la última década han sucedido la friolera de 48 casos de “sustracción de drogas” en dependencias policiales. Málaga, Almería y Algeciras son los destinos que más se reiteran en este listado de la vergüenza. Veremos que sucede a partir del post M.Rajoy. Mano de hierro con guante de seda.