¡Madrid será la tumba del antiprohibicionismo!
La Asociación Madrileña de Estudios sobre el Cannabis celebra la decimonovena edición de la Copa de la Marihuana de Madrid
La Asociación Madrileña de Estudios sobre el Cannabis celebra la decimonovena edición de la Copa de la Marihuana de Madrid.
El sábado 16 de enero en el antiguo cine Candilejas se vivió una velada inolvidable de humo, risas y bailoteo. La histórica copa organizada desde hace diecinueve años por la AMEC congregaba esta edición a 43 cultivadores que habían presentado un mes antes su hierba a concurso. El sarao comenzó con una charla de José Afuera, Presidente de CatFAC, sobre el momento que está viviendo el movimiento cannabico estatal, entre la desobediencia civil y “la necesidad de organizarse políticamente para hablarle de tú a tú al poder”.
Al antiguo cine ahora okupado fueron llegando aficionados que con diligencia se aprestaron a llenar de humo el ambiente mientras Ara Musa armada con su guitarra presentaba su último disco. Pocos sabían que la noche anterior la fiscalía de Madrid había intervenido un club cannábico de la comunidad, sin embargo, todos los presentes desafiaban con su fumada colectiva a los energúmenos prohibicionistas: viendo la vitalidad de los cerca de doscientos congregados era fácil pensar que aunque policías, fiscales, jueces y políticos rancios traten de hacerle al personal la vida más incómoda no será por mucho tiempo.
Con aires bastardos de reggae y de cumbia, Anibal y Alicia del grupo Limando pusieron a la gente a bailar. Willy, durante las dos ediciones anteriores galardonado con el premio al mejor catador, estaba un poco nervioso. También se había presentado a esta copa y esperaba con algo de ansiedad la revelación de los ganadores de este año. “Como cultivador no soy muy bueno, siempre quedo en torno al puesto número 15, pero como catador me lo tomo muy en serio”. En esta copa son los participantes los que evalúan las muestras de los compañeros, los que deciden acerca de la presencia, el gusto y el efecto. Aquel concursante cuyas valoraciones más se aproximen a las puntuaciones finales obtenidas por las muestras se lleva el premio al mejor catador. ¿Y cómo procede un buen catador? “Yo soy muy metódico –me dice Willy–, siempre hago una sola cata por día, a la misma hora y tratando de que las condiciones sean las mismas, para no desvirtuar la experiencia. Llego a casa después del trabajo, me tomo un café, peso el cogollo, siempre la misma cantidad, y procedo a evaluarla. La cata la hago con un vaso de agua, nunca con una bebida alcohólica, y la hago sin haber fumado nada antes, y, si fumo después, lo hago cuando ya se me ha pasado el efecto del material catado”. Un profesional, sin duda.
Anibal y Alicia terminaron su cumbia con la advertencia de que “El que toca el fuego se quema y el que busca al demonio lo conoce”, y con una hora de retraso que a nadie le importó comenzó la entrega de los premios. Lucky se subió al escenario pidió un atril y con el atril llegó Juanka enguitarrado y Jorge con el saxo, para poner cortinillas musicales a la entrega. Lucky anunció que los primeros galardones serían los de mejores catadores y, catadorrr catadorrr, el dúo musical atacó con el soniquete de Matador, de Los Fabulosos Cadillac. Tras la entrega del galardón al tercer y segundo puesto, el premio al mejor catador de la decimonovena copa de la AMEC fue para el registrado como nº 5, y sí, era Willy, el preferido en todas las apuestas, que subió emocionado al escenario, demostrando con su reincidencia – ¡tercera vez consecutiva!– que catar es una arte que precisa de método y atención y que se puede distinguir objetivamente la calidad de una hierba respecto de otras.
Con el sentido del humor de los buenos fumetas, los premios a la mejor marihuana empezaron por el final, premiando al peor clasificado. Con gran deportividad el peor cultivador de los 43 concursantes subió a recoger su premio: un manual de cultivo con el que se espera mejore su labor en futuras cosechas.
Luego siguieron los premios a la Presencia, después al Gusto y cuando llegaron los galardones al Efecto, el dúo cortinero se arrancó con Volare y todo el público se puso a corear el inmortal estribillo, tan adecuado para el subidón de THC.
Y llegó la categoría general, el premio más importante. El segundo fue para una muestra de Confidential Cheese que ya había ganado el tercer puesto en Presencia y el primero en Efecto. Al recoger el galardón, el premiado dijo al público con humildad: “Sobran las palabras. Buenos humos”. Y el primer premio fue para una Gummer del levante, un cruce entre una Pakistan y una Bubba Kush `98, según me explicó después Bure, el ganador, que había venido desde Altea con sus compañeros, amigos con los que cultiva una excelente marihuana para surtir a los miembros de su asociación 4.20 y para ganar premios en históricas copas como esta.
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