Días atrás, la Sección N° 2 de la Audiencia Provincial de Vizcaya, ubicada en Bilbao, en el País Vasco, archivó una denuncia penal que había realizado la Fiscalía contra una tienda de CBD a la que se la acusaba de cometer el delito de atentado contra la salud pública por comercializar los derivados de la planta. El tribunal resolvió que como los productos no contenían una cantidad superior al 0,5% de THC, los productos podían comercializarse legalmente, ajustándose a la normativa de la Unión Europea.

“Por la Dependencia de Sanidad de la Subdelegación del Gobierno en Gipuzkoa únicamente se ha determinado en la analítica realizada sobre las sustancias ocupadas que todo el vegetal y polvo prensado se trataba de cannabis y resina de cannabis con un contenido en THC inferior al 0,5%”, sostiene la sentencia de la Audiencia Provincial.

El abogado defensor de la tienda de CBD vasca, Joan Bertomeu Castelló, aseguró que el fallo judicial “es un precedente, porque deja claro que no se considera una droga ni se puede juzgar a las personas que tienen este tipo de negocios como traficantes”. Además, el letrado dijo que es relevante también que se ha reconocido a nivel técnico que se debe aplicar el índice de psicoactividad para diferenciar lo que es cáñamo de lo que es marihuana. La Fiscalía se basa de manera sesgada y parcial, sin hacer un análisis pormenorizado de asunto, en que todo cogollo es marihuana y, por tanto, utiliza la jurisprudencia del Tribunal Supremo aplicable a la marihuana para este tipo de productos. Lo que ha hecho en este caso la Audiencia Provincial es matizarlo, decir que existe esa jurisprudencia sobre la marihuana, pero añade que es para la marihuana en concreto y no para este tipo de productos”, sostuvo Castelló, en diálogo con ElDiario.es.

La mirada sesgada y parcial que menciona Castelló, el abogado se refiere a la interpretación que suele realizar la Fiscalía Antidrogas y que ha llevado al cierre de la gran mayoría de cultivos de cáñamo en España. Se trata de que cualquier “cogollo” se considera un estupefaciente prohibido, a partir de lo firmado en la Convención Única sobre Estupefacientes de las Naciones Unidas del año 1961. Pero el THC no fue descubierto por la ciencia tres años más tarde por el investigador israelí Raphael Mechoulam. Por lo que el fallo de la Audiencia Provincial vasca podría marcar un precedente histórico para el país, ya que por primera vez un tribunal se ha expedido sobre el asunto y resolvió que el CBD no es un estupefaciente prohibido.