En efecto, hay veces que el psicodélico no pega simple y llanamente porque no estás tomando suficiente droga. Te quedaste corto y necesitas más. En el caso de los psicodélicos de los hongos mágicos, la gente que adentra en los mundos de la psiconautica creen, por diferentes motivos, que deben tomar dosis muy bajas. Esto suele tener la consecuencia de que la persona que consume no siente nada. Los psicodélicos son seguros y, que se sepa, no existe la posibilidad de sobredosis mortal. Pasarte solo te puede traer problemas pero de un tipo que no tiene que ver con la salud de tu organismo. Cuidado, no hablamos aquí de chupar sapos venenosos, sino la relativa tranquilidad de los hongos mágicos y la psilocibina.
Pero, tal vez, estés tomando la cantidad correcta pero no sientas nada. Esto también tiene su explicación. El antidepresivo SSRI de nuestro organismo puede bloquear los efectos de algunos psicodélicos. Las benzodiacepinas que uno pueda tomar también ayudan a que se bloqueen los efectos, según señalan algunos médicos. Pero también pueden lograr que los viajes sean más cortos o menos intensos.
Se puede compartir el tripi pero no el viaje. Cada uno navegamos las corrientes temporales de la psicodelia con diferentes resultados. Incluso aunque a dos personas les “afectase” igual, esto no significa que experimenten las mismas sensaciones. Pero, en fin, eso es una cuestión de la fenomenología del viaje psicodélico: dos personas que han tomado la misma sustancia (por ejemplo, la ayahuasca) describen viajes completamente diferentes. Cosa que, por lo general, una persona borracha no va a decirte. Dos borrachos se parecen mucho entre sí y en la experiencia de estar borracho.
Algunos gurús de la psicodelia dicen ser capaces de bloquear los efectos de estos productos. Sin embargo, médicos especialistas en la materia afirman que esto es prácticamente imposible.
Dicho esto, si uno no siente el viaje, es mejor no aumentar la dosis en la misma sesión solo para ver si eso sube. Las razones son variadas, pero una de ellas es que la dosis que tomaste puede quedarse aletargada y juntarse con la nueva, llevándote a un viaje interdimensional que, tal vez, no es lo que estabas buscando. La inmunidad no existe, parece ser, es solo una cuestión de cantidades y de bloqueadores naturales. Forzar la máquina puede llevar a que esta se rompa y tengamos que volver de los campos de fresas a dedo.