No solo los virus surgen en Florida, también les llegó 40 kilos de marihuana.
Esta semana el gobernador Ron De Santis, con el mismo ánimo de Trump de pensar que las cosas en EE.UU ya han mejorado, abrió las playas de Florida. Esto a pesar de que EE.UU tiene sobre la mesa más de 70.000 muertos y que las previsiones de futuro son bastante más oscuras que Europa o Asia. De Santis, como Trump, Bolsonaro u otros políticos macho incompetentes, arrogantes y egomaniacos, combinan una peligrosa mezcla de acientifismo e ignorancia cuyo colocón van a pagar millones de personas.
El caso, decíamos, es que las personas que pisaron la playa después de suavizar el encierro se dedicaron a pasear, tomar el sol y ver qué ha traído la marea a la playa. Nunca se sabe, ¡a lo mejor encuentras un reloj de oro! Uno de estos paseantes encontró en una de las playas de los Callos de Florida, varios paquetes en un barril de plástico azul. En uno de ellos se entreveía la flor del cannabis.
En lugar de quedarse el alijo y celebrar que puede contagiarse de coronavirus en libertad, esta persona dio un aviso a la policía local. Los agentes recogieron los paquetes de marihuana, posiblemente perdidos durante un contrabandeo de cannabis, que sumaban una cantidad de 40 kilos.
Esta situación es bastante común en las playas de Florida, tal vez lo sea la cantidad. En muchas ocasiones los fardos llegan a las playas meses después de la estación de huracanes, que suele ser el momento en el que los narcos pierden parte de su cargamento. En ocasiones, esa droga acaba por llegar a las costas meses después de haberse perdido. Nada esa maría meses en alta mar, llevada por las corrientes del destino, sola y perdida, hasta depositarse con la última hora de la pleamar ante los pies desnudos de los bañistas.