Las plantas de marihuana suelen tener dos fuentes: semillas o clones. ¿El clonaje acaba por deteriorar las variedades con el paso del tiempo?
Las semillas se producen del mismo modo que la reproducción sexual de casi cualquier especie, salvando las distancias entre animales y plantas, claro. Las semillas contienen en su interior genes de los progenitores.
Los clones se producen desde una “planta madre” a la que se le corta un esqueje. La planta madre puede haber sido un clon previamente. Esa rama que hemos cortado se debe plantar en un medio adecuado para que arraigue. El proceso se podría realizar de forma ilimitada en tanto en cuanto tengamos plantas y espacio para plantarlas.
La parte buena del clonaje es que obtienes plantas idénticas, de ahí su nombre. Es ideal para la producción en masa de una variedad porque consigues algo bastante apreciado por el cliente: consistencia. Todas las plantas son iguales, por tanto, los efectos del producto van a ser iguales.
Algunos cannacultores aseguran que el clonaje tiene un problema: conforme va pasando el tiempo y los clonajes se suceden, la variedad va perdiendo potencia. Además, las plantas clonadas (estamos hablando de varias generaciones de clones) también son menos resistentes a hongos y plagas. A esto se le conoce como “degradación clonal”.
Para otros cannacultores, esto es un mito, incluso el mismo nombre de “degradación clonal” es un sinsentido. ¿Tiene alguna de las partes razón?
El clon es una réplica exacta de su predecesor. No hay mutación genética como podría haber en una semilla, por lo que uno va a obtener a todas luces una planta cuyo genotipo debería ser idéntico al de la planta madre. Si, por ejemplo, uno toma una rama de dos meses de una planta madre, la planta que has cortado tendrá dos meses. Cuando el clon crece puede producirse alguna mutación pero, por lo general, la planta va ser idéntica a la fuente y no van a haber cambios dramáticos entre generaciones.
La manera en la que los clones se diferencian entre sólo se da si crecen en ambientes diferentes, con métodos de cultivo distintos o por los productos que se utilicen para su crecimiento. El ambiente importa mucho más que la supuesta “degradación clonal”.
Aunque, como apuntamos, los clones no suelen producir grandes mutaciones entre generaciones, sabemos que a veces sucede. El conocido Jorge Cervantes señaló cómo a veces se producen esas mutaciones. El fenotipo de las plantas se ve modificado después de numerosos clonados (el fenotipo es, básicamente, la apariencia de la planta). Esto ayudaría a apoyar la idea de que existe una degradación en los clones. Estas mutaciones serían, a la larga, perjudiciales para el cultivo de la planta: impedirían que arraiguen y crezcan debido a que una capa protectora de los cromosomas conocida como telomeros, que ayudan a que el ADN se copie de manera adecuada, quedarían dañados estropeando al clon.
Entonces, ¿qué sucede con los clones? De momento no deberías preocuparte por clones. La posible degradación clonal solo ocurrirá cuando se hayan dado varias generaciones. Lo que hay que tener cuidado es con el ambiente de crecimiento, por una parte. Por la otra, lo ideal es realizar el proceso de clonado con las mayores garantías posibles desde una planta madre “sana” mediante un equipo esterilizado y técnicas de clonado que sean adecuadas para este proceso. De esta manera evitarás las diferencias entre clones que, a largo plazo, podrían ser dañinas para la planta, aunque, como dijimos, no está totalmente demostrado que esto suceda.