Seguro que alguna vez lo habéis pensado o lo habéis hecho, ¿para qué fumarme el cogollo si puedo comérmelo?
Pues si nos fumamos los cogollos o los pasamos por un horno no es solo capricho: el cannabis no coloca si te lo comes crudo. Así de simple.
El proceso de decarboxilación es necesario para que el THC no ácido se convierta en el THC que pega el subidón y es capaz de emparejarse con los receptores cannabinoides. En otras palabras: o lo sometes a un proceso de decarboxilación en un horno mientras preparas un comestible, o bien lo quemas con un mechero o similar para inhalar el humo. Comerla en crudo es coloca tanto (posiblemente más incluso) que comerse una tabla de madera del Ikea.
El proceso que realizamos al quemarla es convertir el THCA, la sustancia natural de la planta, en simple THC. Cuando uno lee el THC que contiene un producto en realidad está leyendo el THCA. Si se quema el THCA la A se va a tomar unas cañas y se queda el THC.
Es cierto que las plantas también producen una pequeña cantidad de THC pero suele ser tan insignificante que por mucho que te comas la planta cruda no va pegarte el subidón ni deseándolo muy fuerte. El pensamiento mágico aquí no funciona, aunque sirva de placebo.
Se dice por ahí que hay gente que se come la planta en crudo porque el THCA tiene un efecto similar al CBD en nuestro organismo, por lo que puede venir bien para el dolor.
En cualquier caso, sigue saliendo más a cuenta desbrozar y fumar o cocerla en un horno antes que hincarle el diente.