Asia es el continente que tiene las más duras penas para los usuarios de cannabis. Y Corea del Sur es uno de los países de la región que no solo persigue a los consumidores dentro de sus fronteras, sino que ahora anunció que también castigará a aquellos ciudadanos que viajen al extranjero y decidan utilizar los derivados de la planta. Incluso en las naciones donde existe una legalización, puede costar una condena en prisión.
El pasado lunes, el Ministerio de Justicia dijo que fumar cannabis se considera un delito, según la legislación surcoreana. Las personas que se encuentren en el extranjero, ya sean residentes o turistas, y que usen cannabis en cualquiera de sus formas pueden tener hasta una pena de cinco años de prisión al regresar a su país.
“Ha habido casos en los que ciudadanos coreanos han creído erróneamente que es aceptable fumar marihuana en países donde se ha legalizado. Sin embargo, los ciudadanos coreanos podrían ser duramente castigados en virtud de nuestras leyes nacionales por consumir drogas ilegales en estos países tras su regreso”, dijo el Ministerio de Justicia mediante un comunicado.
A pesar de la persecución a los consumidores de cannabis, en 2018 Corea del Sur se convirtió en la primera nación de Asía en regular los fines terapéuticos de la planta. Tras la aprobación de modificaciones en la Ley de Control de Estupefacientes, en el país se legalizó el uso medicinal del cannabis mediante un sistema estricto de control. Solamente se pueden acceder a determinados medicamentos farmacéuticos (Epidiolex, Marinol o Sativex), a partir de una receta médica.