El gesto fue deliberado. Blengino, de 24 años y originario de Cuneo, se presentó ante la comisaría para autodenunciarse tras haber inaugurado una tienda de CBD dentro de la sede de su propio partido. Con ello, buscaba poner en evidencia las contradicciones legales del nuevo decreto de seguridad aprobado por el gobierno de Meloni, que equipara el cannabis light con el cannabis no regulado, penalizando su producción y comercialización.
Blengino considera que su detención podría tener valor estratégico y abrir una vía judicial que permita discutir la legitimidad constitucional de la prohibición del CBD. "Ser detenido es un resultado muy importante", declaró al periódico La Stampa. "Ahora habrá un juicio en el que intentaremos plantear la cuestión de la ilegitimidad ante el Tribunal Constitucional."
La acción se inscribe en una larga tradición de desobediencia civil por parte del movimiento radical italiano, que en el pasado impulsó campañas por los derechos civiles mediante huelgas de hambre y autodenuncias para desafiar normas sobre la eutanasia o el consumo de sustancias.
Esta acción surge a raíz del decreto de Meloni que ha provocado una conmoción en el sector del cannabis legal. Durante años, Italia fue uno de los principales productores de cannabis light en Europa, con un ecosistema que incluía miles de empleos, pequeños emprendedores y una economía emergente en torno a productos de cannabidiol (CBD). Blengino denunció que la medida podría "entregar cientos de miles de euros a la delincuencia organizada" al empujar el mercado a la clandestinidad.
El equipo jurídico de Blengino planea argumentar que la prohibición vulnera derechos fundamentales y se contradice con la evidencia científica, que distingue claramente entre el CBD y los compuestos psicoactivos del cannabis. Pese a la clausura de la tienda y el proceso judicial en curso, el dirigente asegura que continuará con su campaña.