Desde que comenzó la venta de cannabis recreativo en Colorado en enero de 2014 el dinero que se generó en estos 5 años ha sido de (aproximadamente) 740 millones de dólares. De esa cantidad se han trasladado 160 millones a las escuelas, el suficiente como para construir tres institutos de arriba a abajo.
Pese a esto, existe cierto reparo aún sobre qué sucede con el dinero del cannabis. “¿Dónde va el dinero de mis impuestos?”. Tim Reed, director ejecutivo de construcción y instalaciones, comenta sobre este asunto que existe cierto desconocimiento por parte del contribuyente. “Hay dinero”, asegura Tim, pero “nadie lee la letra pequeña. Se creen que los fumetas van a pagar la educación pública”.
Esto es cierto hasta cierto punto. Por ejemplo, el dinero del cannabis ayudó a construir una escuela puntera en instalaciones en Monrose County que sustituyó al edificio de 56 años de antigüedad que tuvo que cerrarse por problemas con el asbestos.
Pese a esto, ¿dónde va el resto del dinero de la marihuana legal? El Denver Post ha hecho un excelentísimo trabajo de investigación al respecto que podéis encontrar en esta dirección y del que aquí os dejamos un resumen.
Para empezar es cierto que el dinero de los impuestos va a las escuelas pero solo los 40 primeros millones. Así lo dictamina la Enmienda 64 que es la que permitió el uso de marihuana recreativa en Colorado. Si uno lo piensa detenidamente puede concluir que los que escribieron la enmienda podían intuir que la marihuana haría mucha más caja que 40 millones. Así que, ¿para qué capar el dinero que revierte en educación en esa cantidad?
Un segundo detalle: el dinero no va para mejorar la calidad de la enseñanza, es decir, no está para pagar salarios, comprar libros o programas educativos (aunque sobre este último tema es cierto que algo de dinero sí se deriva), sino solo para arreglar y construir cosas. Es decir, como suele pasar con la política pública, se prima la apariencia (“el nuevo instituto del pueblo”) sobre el contenido y la excelencia en educación.
Por supuesto, arreglar cosas nunca es una cosa menor. Los techos se caen, los extintores se rompen, las paredes necesitan pintarse y las zonas verdes adecentarse.
Algunos pro-legalización aseguran que las estimaciones que hicieron situaban la ganancia máxima en una horquilla entre 60 y 70 millones de dólares, por lo que destinar 40 millones a educación sonaba bien. Se quedaron muy cortos. Tanto que algunas obras se han tenido que cancelar por falta de dinero.
La cosa parece que mejora. La gestora encargada de manejar estos presupuestos, Department of Education’s Building Excellent Schools Today (BEST), ha repartido en estos cinco años unos 575 millones de dólares en becas a los colegios de la región. La cruz y la cara de esto es que ese dinero viene exclusivamente del cannabis y si la cantidad de dinero que entra se cortó a 40 millones por año resulta que BEST juega con dinero que es como “un escupitajo en el océano”.