Días atrás, el ejército de EEUU actualizó su política antidrogas para intensificar los controles a los soldados que utilicen diferentes sustancias. Según la regulación 600-85, firmada por Randy George, Jefe de Estado Mayor del Ejército, el objetivo es reducir el uso del delta-8 THC, un cannabinoide semisintético derivado del cáñamo, que considera “cada vez más problemático”. Además, instó a los integrantes de las fuerzas armadas que se abstengan de consumir semillas de amapolas, la planta de la cual se elaboran los opiáceos.
La noticia sobre el recrudecimiento de los controles sobre sustancias a los integrantes del ejército estadounidense se conoció a partir de un informe realizado por Task and Purpose, un medio especializado en las noticias sobre las fuerzas armadas. Allí se explica que la presencia del delta-8 THC en los exámenes toxicológicos se ha vuelto un problema dentro de las filas militares por la gran cantidad de detección de esta sustancia en la orina de los soldados. Por eso, la actualización interna sobre la política de drogas tiene la intención de abandonar una zona gris legal sobre el cannabinoide semisintético generada por la ley agrícola federal del año 2018, ya que ahora se vuelve explícita la prohibición para los soldados.
Además de la prohibición del delta-8 THC, se recomendó a los soldados evitar los productos alimenticios que contengan semillas de amapola, ya que algunos pueden contener niveles elevados de morfina y codeína, que podrían activar señales de alerta en una prueba de drogas. Las nuevas directrices de las fuerzas armadas también apuntan al consumo de alcohol por parte de menores de edad. Aquellos que consuman alcohol siendo menores de 21 años pueden ser derivados a un curso de capacitación para la prevención del abuso de alcohol y drogas de dos días y 16 horas de duración.