Los ataúdes iba sellados y estaban siendo transportados por un joven de 22 años en un coche funerario. El coche fue detenido en un control y, dado lo nervioso que se puso el chaval, la policía sospechó que allí pasaba algo raro. Esto llevó a la policía militar a abrir los ataúdes retirando el plástico protector que los sellaba. Y, claro, no estaban muertos, sino bien verdes.
La marihuana encontrada dentro de los ataúdes había salido de la ciudad de Ponta Porá, en el estado de Mato Grosso do Sul (occidente) fronterizo con Paraguay. La marcancía iba destino Goiania, la capital de Goiás. Esa zona se reconoce como un lugar de tránsito de sustancias ilegales.
El conductor fue detenido y la marihuana que se confiscó fue enviada a la comisaría del distrito de Jataí.
La jugada de los traficantes salió mal. Trataron de colar la maría aprovechando el miedo y el desconcierto que reinan en Brasil debido a la explosiva propagación del coronavirus Sars-Cov-19. Las políticas de Jair Bolsonaro, su autoritario presidente, que siempre ha minimizado la amenaza, son en bastante medida responsables de la situación. Pese a que han cambiado el conteo de casos confirmados de infectados, el número se acerca peligrosamente al millón. Su tasa de muertos hasta la fecha está rondando los 45.000 y es el segundo país con más fallecidos por Covid-19.