Algunos estudios señalan que existe un vínculo entre el uso del cannabis y que se produzcan episodios de psicosis en individuos vulnerables. ¿Cómo puede evitarse este problema?
La primera directriz que se pide en este tipo de artículos que señalan este vínculo es que si la persona tiene un historial de enfermedad mental personal o familiar este debe permanecer alejado de la marihuana. ¿Existe alguna otra opción más allá de la abstinencia?
Para empezar, no se dice aquí que el cannabis produzca psicosis, sino que las personas que tienen problemas mentales pueden desarrollar un episodio de psicosis debido al cannabis. Hay otras posiciones, más radicales, que consideran que el cannabis es la causa de enfermedades mentales. No es nuestro caso. En lo que parece que ambas posturas coinciden es que las personas con historial clínico de condiciones mentales deberían mantenerse alejados del cannabis, como norma.
La psicosis es la pérdida de contacto con la realidad, como ver cosas que no están ahí o tener alucinaciones de todo tipo, incluidas la auditivas, incluso paranoia. De hecho, el THC produce paranoia incluso en la gente que no tiene una condición mental previa (a veces sucede). Los que sufren un ataque de psicosis suelen estar predispuesto a ello por alguna condición previa. También se suele relacionar la depresión con el abuso de cannabis, pero no está claro si existe una conexión o las condiciones que la dirigen.
Entonces, ¿algún termino medio para este tipo de personas con problemas? La respuesta médica sigue siendo “no”. Si tienes historia clínico con estos perfiles lo mejor es la abstinencia. Solo en algunos casos podría intentarse la técnica de “ir despacio y subir despacio”. Que la persona consuma pequeñas cantidades de cannabis a ver qué tal le sienta e ir incrementándolas eventualmente poco a poco. Lo ideal sería variedades con bajo THC. Se recomienda que la persona no consuma marihuana antes de los 18-21 años.