El salto de las importaciones en cuatro años ha sido significativo, pasando de 7.306 kilos en 2021 a 77.406 kilos en 2024. En este contexto, Canadá se consolidó como el principal proveedor con 62.111 kilos en el último año, seguido por Sudáfrica, Dinamarca, Nueva Zelanda y Tailandia. La ODC precisa que estos movimientos se realizan bajo los reglamentos de importación y en el marco de la Convención Única de 1961, lo que habla de un circuito formalizado que abastece la demanda interna de preparados y cogollos de marihuana para uso médico.
Aunque de menor volumen que las compras, las exportaciones también crecieron y pasaron de 1.426 kilos en 2021 a 3.312 kilos en 2024. Alemania se mantuvo como destino clave, con envíos constantes a lo largo del periodo y el segundo mercado de destino ha sido Nueva Zelanda. El aumento puede entenderse como un logro de los productores australianos, quienes han alcanzado estándares de calidad y cumplimiento que les permiten competir en mercados con regulaciones exigentes.
La capacidad productiva local también se expandió. En 2021, Australia reportó 16.700 kilos de cannabis producido bajo licencia y para 2024 la cifra más que se duplicó alcanzando los 41.328 kilos. A la par, los stocks domésticos alcanzaron un máximo de 38.206 kilos a 31 de diciembre de 2024, mientras que el stock importado en país se situó en 18.101 kilos. Este acopio indica planificación industrial y asegura continuidad de suministro ante eventuales cuellos de botella logísticos.
El marco regulatorio –Narcotic Drugs Act 1967 y regulaciones aduaneras específicas– ordena las licencias de cultivo y fabricación, permisos de importación y exportación y trazabilidad. Para el ecosistema, estas cifras indican que Australia sigue dependiendo de importaciones para atender parte de su mercado interno y abre camino a exportaciones, lo que podría traducirse en precios más competitivos y mayor disponibilidad para pacientes.
La fotografía de 2021–2024 sugiere un sector que deja atrás la precariedad inicial para operar con reglas claras y escala. Si Australia quiere sostener este crecimiento debe fortalecer la producción local sin cerrar la puerta al comercio internacional y, sobre todo, garantizar que los usuarios puedan acceder a tratamientos seguros y asequibles.
