Desde sus primeros pasos en Birmingham, Ozzy Osbourne mostró una personalidad impulsiva y caótica. Afectado por dislexia y una vida escolar disfuncional, abandonó la escuela a los 15 años y comenzó a experimentar con alcohol y, para finales de los años 60, ya era un consumidor habitual de cannabis y en la siguiente década sumó a su dieta psiconáutica cocaína, LSD, heroína, tranquilizantes y psicodélicos.
Su carrera con Black Sabbath estuvo marcada por sesiones de grabación interrumpidas y giras donde los excesos eran rutina. La banda se sumergió en el consumo de hongos y ácidos durante la creación de "Vol. 4" y "Sabbath Bloody Sabbath". El punto de quiebre llegó en 1979, cuando Ozzy fue despedido por su incapacidad de mantenerse sobrio. En respuesta, se encerró tres meses en un hotel, rodeado de drogas, hasta que Sharon Arden lo impulsó a rehacer su carrera como solista.
Ya en solitario, Osbourne profundizó su relación con el caos. A lo largo de los 80 fue arrestado por diversos delitos, incluyendo el intento de asesinar a su esposa, Sharon, episodio que él mismo reconoció en su documental "The Nine Lives of Ozzy Osbourne".
Durante ese periodo su consumo era una combinación de alcohol, heroína, LSD, benzodiacepinas y analgésicos. Una vez, confesó haber hablado durante una hora con un caballo tras ingerir una gran dosis de ácido. La alucinación culminó con el animal diciéndole que se fuera a la mierda, lo que para Ozzy significó su punto de inflexión: "Eso fue suficiente para mí", declaró años después.
En la serie "The Osbournes", su figura pública transitó del mito satánico come murciélagos a la de un padre torpe pero entrañable, ofreciendo una mirada más humana sobre los estragos de la adicción. El programa no ocultó su fragilidad ni su constante estado alterado. Su esposa Sharon y sus hijos también lidiaron con adicciones propias, evidenciando una herencia que Osbourne lamentó profundamente.
En sus últimos años, diagnosticado con parkinson y tras múltiples operaciones, Ozzy mantuvo su compromiso con la sobriedad. En 2022, lanzó "Patient Number 9" y, su último show, "Back to the Beginning", fue una despedida vibrante y emotiva, en la misma ciudad que lo vio nacer y que marcó el inicio de su carrera.
Más allá de los cuestionamientos morales, Ozzy Osbourne fue más que el "Príncipe de las Tinieblas", encarnó un modelo de artista que llevó la experiencia psicodélica y el uso de sustancias al centro del escenario. Su historia no glorifica la adicción, pero sí humaniza a quienes la enfrentan. Y, en su caso, deja una enseñanza clara: sobrevivir también puede ser un acto de rebeldía.