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Fernando Pardo Gella, “Nando”

23 marzo 1952 - 20 septiembre 2022

Fernando Pardo Gella, “Nando”
Ilustración de Cristóbal Fortúnez

“En el texto que sigue a continuación tengo algo de protagonismo, pero no porque sea alguien a escuchar y a tener en cuenta o porque posea conocimientos que puedan ser de alguna utilidad. De hecho, toda mi vida, hasta llegar a esta recta final, he intentado pasar lo más desapercibido posible, ocupándome solo de aquellas cosas que me interesaban, ajeno a modas y otro tipo de directrices.

Si hablo de mí es porque me gustaría explicar mi relación con los psiquedélicos desde principios de los años setenta del siglo pasado, tal como la viví, junto a otras personas anónimas que hicieron mi vida mucho más feliz. Mi propósito es recuperar algo que se ha perdido y me gustaría que quedara constancia antes de que desaparezcamos todos los psiconautas veteranos”.

Fernando Pardo, prefacio de “Reflexiones de un psiconauta utópico y romántico” (Ulises, n.º 21, 2019)

Enfrentarse a un papel en blanco en el que tienes que escribir el obituario de tu mejor amigo, de tu maestro, me resulta abrumador. Intentaré estar a la altura de las circunstancias. He elegido para comenzar este homenaje a Nando, sus propias palabras, que ahora más que nunca cobran tanto sentido; las que le sirvieron como introducción al último artículo que escribió para la revista Ulises.

Fernando Pardo nació en Barcelona en el año 1952, en el seno de una familia liberal de clase media, el tercero de cuatro hermanos, con los que junto a sus padres gozó de una infancia muy feliz en su barrio, el de la Salud de Barcelona, y en los veranos playeros de Torredembarra. Su padre Carlos, periodista deportivo y empresario de ciertos eventos del ramo, le inculcó la afición por el tenis y el esquí, llegando a convertirse en un joven tenista con posibilidades. Pero en su adolescencia más temprana, entre mediados y finales de los sesenta, Nando ya estaba recibiendo los primeros atisbos de la contracultura que llegaban de California, y su afición por el tenis se comienza a diluir en otras dos pasiones que le acompañarán y marcarán su trayectoria el resto de su vida: la lectura y la música. En aquellos veranos adolescentes de Torredembarra, en el pueblo vecino de Altafulla, conoce y se enamora de una joven italiana, Rosanna Zanarini, de la que ya nunca se separará, convirtiéndose en su pareja y madre de sus dos extraordinarios hijos, Bárbara y Daniel.

Fernando Pardo Gella, “Nando”

Su gran afición a la lectura y a la música se convierte para aquel joven hippie en algo intrínseco a su ser, a la vez que comienza sus estudios universitarios de Filosofía y Psicología, que conjuga con un trabajo de librero y vendedor de prensa en un kiosco en la ciudad de Barcelona, lo que a su vez le permite poder mantener a su reciente familia y financiarse los estudios.

Pero hay que remarcar que Nando no era un simple ávido melómano y lector, porque ya desde muy joven, en aquellos aún grises años del final de la dictadura en España, poseía ese excelente olfato y habilidad, que le han caracterizado siempre, para hacerse el primero con todos los libros y discos que aquí no llegaban, que él necesitaba como alimento intelectual y que a lo largo de seis décadas fue atesorando en unas vastas biblioteca y discoteca.

Descubrir y entusiasmarse con la generación beat fue muy importante para su posterior desarrollo espiritual y psiconáutico; muchos de aquellos libros, en ediciones iberoamericanas u originales en inglés, van llegando a sus manos. Y será Los vagabundos del Dharma (The Dharma Bums, 1958), de Jack Kerouac, junto a sus primeras experiencias con LSD, lo que le colocarán en el comienzo de la búsqueda del camino que ya nunca abandonó.

Fernando Pardo Gella, “Nando”

Ese naciente interés por el zen le lleva a descubrir el libro Tirando cenizas sobre el Buda, del maestro zen coreano Seung Sahn, al que inmediatamente envió una carta manuscrita, mostrándole su interés e inquietud por una práctica que aún desconoce en profundidad. Algo decepcionado tras darse cuenta de que su despiste le había traicionado enviando la carta a una dirección equivocada, fue gratamente sorprendido finalmente con la llegada de la respuesta manuscrita del propio maestro, donde le animaba a continuar con la búsqueda y la práctica zen, a la vez que le sugería la posibilidad de viajar a España desde Estados Unidos para conocerse y poder organizar algún retiro introductorio a la práctica. Meses después se hace realidad este ofrecimiento, y se organiza el primer retiro en España con la presencia del maestro Seung Sahn.

Así, debemos hoy considerar a Fernando Pardo como el pionero e introductor del zen en España hace cincuenta años, así como su impulsor e incansable practicante con la fundación de la representación de la Escuela Kwan Um en España, primero con el Centro Zen Bori, en Barcelona, y hoy continuado por su hija Bárbara, que cuenta con una legión de seguidores y devotos practicantes que conforman una shanga peculiar, el Centro Zen Borisa, en las poderosas montañas de la Alta Garrotxa.

Fernando Pardo Gella, “Nando”

En los años ochenta comienza a colaborar con pequeñas editoriales, encargándose de traducciones de diversas ediciones, a la vez que su padre, promotor de las giras españolas de los Harlem Globetrotters y Holiday on Ice, le ofrece la labor de road manager de estos eventos en España, lo que le facilita más ingresos para continuar manteniendo bien a su familia y viajar por toda la geografía disfrutando de tan curiosos personajes.

A finales de esa década de los ochenta funda, con dos socios, Enric Mus y Xavi Vidal, La Liebre de Marzo, una pequeña editorial que a lo largo de más de treinta años se ha consolidado con gran prestigio y solvencia. Allí Nando desarrolla su faceta como traductor y editor con excelente criterio, editando diversas colecciones de libros imprescindibles, joyas apreciadísimas por un extenso enjambre de inquietos buscadores espirituales, terapeutas, psicólogos, practicantes zen, instructores de taichí, maestros de medicina oriental, psiconautas, libreros y curiosos lectores. Autores de la talla de Jonathan Ott, Richard Yensen, Albert Hofmann, Giorgio Samorini, Stanislav Grof, Jack Kornfield, Chogyal Namkhai Norbu, sri Nisargadatta Maharaj, maestro zen Seung Sahn, Dhiravamsa, Graham Coleman y muchos más cuyos libros han visto la luz en España gracias a la visión de Fernando Pardo.

Fernando Pardo Gella, “Nando”

Igualmente sobresaliente fue su aportación a la psicología como cofundador de la Asociación Catalana Transpersonal (ACT) y del Instituto de Psicología Transpersonal de Barcelona (IPTB). También organizó los Encuentros Psiquedélicos, en 1997, coordinados por la asociación Barcelona Expansiva, a cuya fundación también contribuyó, así como su siempre filantrópica y altruista colaboración con cualquier evento, conferencia, jornadas, charlas, cursos, entrevistas, artículos, para los que fuese reclamada su presencia, sobre los temas que Nando dominaba: zen, espiritualidad, psicología, psicodélicos, neurociencia, música, etc.

A lo largo de veinte años ha venido mostrando igualmente su erudición y sabiduría colaborando para la revista Ulises, de la cual también fue cofundador junto a su socio de La Liebre, Xavi Vidal. Fue en los primeros números de dicha revista, a finales de los años noventa, cuando quedé completamente sobrecogido al leer unos artículos en los que trazaba los lazos del dzogchen, el zen, la década de los sesenta y los Grateful Dead.

¿Quién era Fernando Pardo, que figuraba como autor de los escritos? Necesitaba conocerle urgentemente. Inmediatamente encaminé mis pasos hacia Barcelona en su búsqueda: algo me apremiaba a encontrar y a conocer a aquella persona. Me contestó al teléfono y me invitó a conocernos en persona. Cuando me abrió la puerta de la editorial, inmediatamente reconocí a alguien muy cercano, a alguien con quien sin duda estaba predestinado a cruzarme; ya lo habíamos hecho sin saberlo diecinueve años antes, en el único concierto de los Grateful Dead en España, el 19 de octubre de 1981 en Barcelona. A partir de aquel momento, nuestra amistad se fue cimentado con visitas mutuas, viajes, aventuras psiquedélicas, retiros, vacaciones, conciertos, largas conversaciones, compartiendo muchas inquietudes e intereses comunes.

Fernando Pardo Gella, “Nando”

Nando acabó siendo para mí algo más que mi mejor amigo, mi maestro, un ser muy querido y cercano; alguien indispensable en mi vida, de quien he intentado siempre estar lo más cerca posible y cuidarle como a un hermano, algo que indiscutiblemente ha sido mutuo: el cariño, el amor y la amistad que he recibido de Nando los atesoraré como oro puro para el resto de mi vida.

Igualmente, en las páginas de esta revista que tenéis en vuestras manos, Cáñamo, en sus dos secciones fijas, Viaje a Isla Tortuga y Susurros del Más Acá, durante años Fernando ha ido desgranando su conocimiento y sabiduría en artículos que muchos lectores esperábamos con impaciencia cada mes, en los que ha abordado desde Osho, hasta Carlos Castaneda, Philip K. Dick, la física cuántica, los estados alterados de conciencia, los psiquedélicos en todas sus variedades y yo que sé cuantos interesantes temas más. Entre los últimos escritos de Nando se encuentra la entrega de este mes de Susurros del Más Acá, que dejó escrita en agosto, un mes antes de su muerte, y en la que habla de las nuevas tecnologías y la salud mental. Espero poder disfrutar algún día no muy lejano de tener entre mis manos una cuidada edición, como aquellas que Nando tanto apreciaba, de todos estos artículos compilados en un libro que lleve su nombre.

La música fue, como he comentado más arriba, otra de sus grandes pasiones. Poseía un conocimiento apabullante con el que podía deslumbrar a cualquier experto musicólogo o melómano; abarcaba infinidad de géneros: jazz, rock & roll, blues, R&B, folk, bluegrass, country-rock, psicodelia, música dodecafónica, avant-garde...; e incluso música clásica desde los años cincuenta hasta nuestros días, y nunca dejó de seguir investigando y descubriendo nuevos valores. Por citar tan solo algunos de sus más apreciados: Jimi Hendrix, Jerry Garcia, Frank Zappa, Miles Davis, John Coltrane, Grateful Dead, Allman Brothers Band, The Band, String Cheese Incident, Phish, The Byrds, Gene Clark, The Dillards, Incredible String Band, Bill Frisell, John Zorn.

Fernando Pardo Gella, “Nando”

El legado que deja Fernando Pardo es de tal magnitud que es muy difícil de expresar con palabras: esposo, buen y liberal padre de familia, fiel amigo, compañero, maestro y curtido practicante zen, filósofo, intelectual, erudito, editor, escritor, pionero, experimentado psiconauta y veterano deadhead. Pero, fundamentalmente, y por encima de todo, Nando era una persona extraordinaria, un ser humano único, un sabio, un ejemplo, un auténtico y real bodhisattva; bondadoso, humilde, sencillo, generoso, fiel, conciliador, sin ápice de envidia, arrogancia o similar, como solo pueden ser esos seres iluminados. Ah, y por supuesto, también, con solo eso que los seres iluminados poseen: gozaba de un finísimo y exquisito sentido del humor.

Hace dos años, cuando todo apuntaba a una relajada y merecida jubilación, por otro lado, algo a lo que Nando nunca se hubiera plegado, pues era un trabajador incansable, fue diagnosticado de un grave cáncer de páncreas. El coraje, la valentía y la tremenda lucidez con que Nando ha enfrentado la enfermedad y su agresivo tratamiento durante los dos últimos años de su vida han sido para todos los que le hemos acompañado muy de cerca en ese proceso un ejemplo más de su grandeza.

En su ceremonia de despedida fue acompañado por sus seres más queridos, amigos y conocidos, rodeado de un ambiente cargado de amor incondicional y paz serena en el que flotaba algo realmente elevado. Hoy, en el día de su pérdida, somos muchos seres queridos los que estamos de duelo –familiares, amigos, compañeros, discípulos, practicantes, psiconautas, libreros, lectores– y, hayamos tenido la enorme suerte de disfrutar más de su presencia o no, todos debemos a Nando un poco de tanto como nos ha dado y mostrado. ¡Muchas Garcías, Nando!

Fare you well, fare you well / I love you more than words can tell

“Brokedown Palace”

There is a road, no simple highway / Between the dawn and the dark of night / And if you go no one may follow / That path is for your steps alone

“Ripple”

Now he’s gone / Lord he’s gone / Like a steam locomotive / rolling’ down the track / He’s gone / He’s gone / And nothing’s gonna bring him back / He’s gone

“He’s gone”

🙏
Ji Jang Bosal

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #299

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