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La historia del catalán que huyó de Albania tras ser detenido por fumar un porro de CBD

El joven fue acusado por narcotráfico y pasó varios días en un calabozo. Tras cruzar las montañas a pie, finalmente logró reencontrarse con su familia.

La última Noche Buena tuvo una cuenta regresiva especial hasta la llegada de Navidad. Es la historia de un catalán que logró llegar a tiempo para cenar con su familia después de escaparse de Albania, donde había sido detenido por fumar un porro de CBD y que estaba acusado por narcotráfico. Tras un periplo de noches en un calabozo, algunos días de camarero para juntar dinero para su huida y un taxi que recorrió las montañas que separan Tirana de Montenegro, este joven pudo volver a su hogar.

Los hechos comenzaron hacia finales de agosto, cuando el joven –de quien se ha preservado su identidad- pasaba los últimos días de las vacaciones de verano con sus amigos por Albania. En una plaza céntrica de la capital Tirana, el catalán se prendió un porro de CBD que había comprado en España. Unos policías alertaron la inconfundible fragancia y lo detuvieron. Él trató de explicarles que se trataba de una sustancia legal y mostró los tickets de compra, pero fue en vano para convencer a las fuerzas de seguridad.

Si bien el CBD está permitido en la Unión Europea, Albania no forma parte del bloque continental y mantiene una estricta prohibición hacia todos los derivados de la planta. Así que el catalán marchó a un calabozo de un destacamento policial durante cinco días, hasta que pudo declarar ante un juez y fue derivado a la prisión de Fushë-Krujë, al noroeste de Tirana, por otros veinte días. “Ni siquiera hicieron los trámites necesarios para autorizarme las llamadas”, contó el joven, en diálogo con el medio Crónica Global.

Finalmente fue liberado, pero el catalán no podía salir del país hasta que se concretara su juicio. Él ya contaba con un abogado que le había sido consignado al entrar a prisión. Este letrado le aconsejó sobornar por tres mil euros a la fiscalía para que resolvieran rápido su caso. Pero, a pesar de haber concretado el trueque, el fiscal pidió una prórroga de tres meses para analizar la situación. Entonces, el catalán decidió que la mejor opción era huir del país.

Acompañado por su madre, quien había viajado hasta Tirana para estar cerca suyo, tomaron un taxi y viajaron hasta las montañas que marcan la frontera entre Tirana y el vecino país de Montenegro. Allí cruzaron caminando y, al otro lado, su hermana los esperaba con un coche alquilado para continuar la travesía. En Croacia tuvieron que separarse, pero ya no corrían peligro. Pudieron tomar un avión en Dubrovnik con destino a Barcelona, en donde lograron reencontrarse para compartir las navidades.

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