A 10 minutos andando desde el Pentágono está el Museo de la DEA, la Administración para el Control de Drogas. Allí se guardan algunos extraños tesoros de la lucha contra las drogas llevada a cabo desde hace cinco décadas por parte de la Administración estadounidense. Entre las piezas más singulares del museo, que la DEA está desvelando online desde hace unos meses, se encuentran dos máscaras del famoso narcotraficante Pablo Escobar tomadas directamente de su cara, una cuando aún vivía y otra ya muerto.
Las máscaras fueron mostradas la semana pasada en uno de los episodios en vídeo que el Museo de la DEA está realizando periódicamente a fin de mostrar su particular archivo de objetos. Según explicó el museo en un comunicado, la primera de las máscaras, la que se le hizo al traficante en vida, se cree que fue realizada entre 1991 y 1993, cuando Escobar estaba preso en un cárcel de Colombia en la que vivía según sus propias normas, con todo el personal sobornado. La máscara fue realizada con materiales no identificados y más tarde pintada con colores a semejanza de la cara del traficante.
Cuando el Gobierno colombiano ordenó relevar a las autoridades de la prisión Escobar escapó y estuvo escondido durante los siguientes meses. Gracias a la colaboración de la DEA, Escobar fue descubierto en diciembre de 1993 en la casa de Medellín donde vivía. Con la incursión policial, el traficante intentó huir, pero fue acribillado mientras corría por los tejados del barrio. Una vez muerto se le realizó la que fue su segunda máscara, en este caso mortuoria, que también se conserva en el museo.