Semanas atrás, la música techno de Berlín se ha convertido en Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. La capital mundial de este género artístico y fenómeno social ha obtenido el reconocimiento por su valor cultural. La distinción fue alcanzada después de diez años de reclamos por diferentes grupos y que fueron liderados por Rave The Planet, una organización que promueve la Berlín Parade, un célebre festival que se realiza desde 1989 –previamente llamado Love Parade-.
“Si el techno se reconoce como un bien cultural y no sólo como música de fiesta hedonista o para el consumo de drogas, ayudaría enormemente a los artistas, sellos, productores y promotores. Quizá también tendría el mismo efecto que los monumentos históricos, protegiendo algunas salas importantes, como Tresor, del aburguesamiento invasor”, dijo la organización sobre uno de los clubes más icónicos en la cultura musical.
La distinción, que no brinda consigo una protección material, sí permite que los clubes berlineses que han mantenido el espíritu del techno vivo puedan asegurar su supervivencia y poner de manifiesto su valor. Además, la música electrónica fue un pegamento social innegable tras la caída del Muro de Berlín en 1989.
Entre las personalidades que impulsaron la distinción de la UNESCO estaban algunas de las figuras más importantes del género, así como sitios emblemáticos de Berlín: Alan Oldham, pionero del techno de Detroit y residente en Berlín; Ellen Allien, DJ, locutora y productora alemana; y Dimitri Hegeman, director del club Tresor.