El llamado "maquillaje con cannabis" engloba productos diversos que, en la mayoría de los casos, contienen aceite de semilla de cáñamo, un ingrediente no psicoactivo y tradicional en cosmética. Este aceite, rico en ácidos grasos esenciales, aporta hidratación y buena tolerancia cutánea, pero no contiene cantidades significativas de cannabinoides. La FDA estadounidense aclara que los productos derivados de la semilla contienen solo trazas de THC o CBD.
Por otro lado, existen formulaciones más específicas que incorporan cannabidiol (CBD) o incluso tetrahidrocannabinol (THC) en mercados donde su uso está regulado. En todos los casos, el uso tópico no genera efectos psicoactivos. Lo que sí despierta interés es su potencial dermatológico. más aún cuando el CBD ha sido investigado en estudios recientes por su posible utilidad en afecciones como dermatitis atópica, psoriasis o acné. Sin embargo, los datos aún no permiten establecer conclusiones clínicas definitivas, en parte por la escasez de ensayos controlados y las dificultades para vehiculizar el compuesto a través de la piel.
La revisión publicada en 2021 en la revista Cosmetics destacó el perfil antiinflamatorio del aceite de semilla de cáñamo y su valor para pieles sensibles, aunque sin atribuirle efectos terapéuticos. En el caso del CBD, pequeños estudios abiertos, como el de 2019 con 20 pacientes que usaron ungüento de cannabidiol, mostraron mejoras en parámetros cutáneos. No obstante, su diseño metodológico impide generalizar resultados.
La plataforma especializada The Cannigma ilustra las dos grandes corrientes del mercado: una orientada a productos de maquillaje con aceite de semilla (por ejemplo, paletas o máscaras que buscan mejorar textura y tolerancia), y otra centrada en formulaciones con CBD que utilizan tecnología de nanoencapsulación. Las promesas de estas líneas suelen girar en torno a la hidratación y el confort cutáneo. Sin embargo, las personas con piel sensible deberían priorizar la lectura atenta del listado INCI, la verificación de buenas prácticas de fabricación y desconfiar de afirmaciones médicas sin respaldo.
La popularidad del maquillaje con cannabis no puede leerse solo como una moda pasajera. Sin embargo, para una política de drogas moderna, la clave no está en el alarmismo ni en la publicidad sin freno, sino en garantizar productos seguros, etiquetado honesto y marcos normativos claros. En vez de preguntar si "se puede" o "no se puede" usar cannabis en cosmética, tal vez sea hora de preguntarnos cómo asegurar el derecho de los usuarios a información veraz y elecciones libres de estigmas.