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Myanmar supera a Afganistán como principal productor de opio en el mundo

Según un informe de Naciones Unidas, el país del sudeste asiático tiene unas 47 mil hectáreas destinadas a las amapolas.

La nación de Myanmar es ahora el mayor productor de opio en el mundo, por encima de Afganistán. Así lo asegura un informe recientemente publicado por Naciones Unidas en el que se detallan las razones por las cuales este país del sudeste asiático domina hoy el mercado internacional del derivado de las amapolas. 

Según el documento de Naciones Unidas, el desplazo de Afganistán como principal productor mundial de opio se debe a la persecución del cultivo de amapolas desde que los talibanes tomaron el gobierno en 2021. Desde ese entonces, el país tuvo una disminución del 95% de las plantaciones. Hasta el 2022, se calculaba que Afganistán tenía unas 233 mil hectáreas destinadas a la producción del opio, donde el 73% se concentraba en las zonas sudoccidentales. En la provincia de Helmand, una quinta parte de la tierra se dedicaba a estas plantaciones. El informe también detalla que el comercio de opio ese año representó unos 1.400 millones de dólares.

Pero ante la prohibición hacia el opio de los talibanes, la producción se desplazó a otro país de Asia: Myanmar. Allí, no solo existen grandes condiciones climáticas para el cultivo de amapolas. La delicada situación económica y política del país, desde la dictadura militar que gobierna desde 2021, ha impulsado a muchos productores rurales dedicarse a la producción del opio. El informe de Naciones Unidas asegura que desde que Afganistán dejó de dedicarse al opio, los agricultores de Myanmar ganan un 75% más desde que se dedican a las amapolas. El precio de un kilo de flores alcanza los 355 dólares.

En 2021, Myanmar sufrió un golpe de Estado y desde ese momento gobierna una Junta Militar que se enfrenta a varios grupos guerrilleros. La situación hace que la realidad económica de este país del sudeste asiático se vuelva más inestable: en noviembre, 90 mil personas tuvieron que dejar sus hogares ante una ofensiva de los grupos rebeldes armados. Por eso, cada vez más campesinos deciden dedicarse a la producción de opio. Naciones Unidas asegura que el año pasado hubo un aumento aproximado del 20% en la cantidad de tierras dedicadas a las amapolas, con un total de 47.000 hectáreas cultivadas.

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