Al menos un centenar de cisnes blancos han muerto a lo largo del canal Bokros Puszta, en el sur de Eslovaquia, por lo que parecen ser sobredosis por consumo de opioides. En los últimos meses centenares de cisnes han estado acudiendo a los campos de amapola de opio que se cultivan legalmente en la zona y han estado alimentándose del jugo de las amapolas —opio crudo—, y destrozando los campos.
Como consecuencia del consumo de opio numerosos cisnes han desarrollado una adicción a los alcaloides que contiene la planta (morfina y codeína principalmente) que los ha mantenido pegados a la zona para poder seguir consumiendo. El caso ha requerido de la intervención de equipos de biólogos y ambientalistas que están tratando de deshabituar a los cisnes del consumo para conseguir que vuelvan a su dieta normal, basada en plantas acuáticas. Los ejemplares hallados muertos alcanzan el centenar y, aunque no se han realizado pruebas del consumo de tóxicos, sí se ha descartado que las muertes no fuesen consecuencia de una infección.
Aunque la noticia ha saltado a los medios internacionales en las últimas horas, hace casi dos meses que el caso apareció en medios de Eslovaquia. Según el diario eslovaco Hungary Posten, el dueño de los campos de opio ha explicado que los primeros ejemplares de cisne se acercaron a sus campos en febrero. Primero fueron entre 20 y 30 ejemplares, pero desde entonces no han parado de aumentar, hasta contarse por centenares. El propietario de los cultivos refiere pérdidas de decenas de miles de euros en daños y perjuicios.