Cuando se piensa en cigarrillos pre-enrollados se considera que la industria que los pone a la venta utiliza tecnología puntera en la que el proceso está automatizado. Es decir, pocos creemos que al final de la cadena de montaje hay personas que lamen la superficie pegajosa del papel para que este quede sellado. Además de que resulte desagradable pensar que esto pueda ser así, es un serio peligro para la salud del que ahora, con la Covid-19, estamos más alerta que nunca.
Resulta que un trabajador de una empresa de Michigan pensó que sería una buena idea lamer los canutos para cerrarlos. Mucho mejor a que lo haga una máquina. La historia tiene miga. El 6 de agosto, la Agencia Reguladora de Marihuana de Michigan (MRA), parte del Departamento de Licencias y Asuntos Regulatorios (LARA), anunció que se retiraba del mercado más de 3,000 porros pre-enrollados fabricados en una instalación en Bay City (Michigan) y los que fueron “transportados a los lugares de venta de marihuana” en todo el estado. Muchos de estos pre-enrollados afectados por el se vendieron bajo la marca Hyman Cannabis.
Según un comunicado de prensa adicional de LARA, la investigación de la agencia comenzó a finales de julio, después de que los funcionarios de la MRA recibieron información de que una persona en las instalaciones de Bay City "lamió un producto de marihuana mientras fabricaba el producto". Olé.
Después de este incidente la manufacturera decidió parar voluntariamente. Por el momento, este asunto anda en periodo de investigación.
Por si alguien se lo pregunta, esto no es lo normal. Con Covid o sin ella. Lo habitual es que, si no todo, la mayor parte del proceso de fabricación de pre-enrollados esté automatizado. Son máquinas las que cierran el canuto, nadie espera que haya un paisano al final de la cadena lamiendo los canutos. Esto por no mencionar los distintos protocolos para garantizar en la medida de lo posible que este producto esté libre de virus o bacterias para cuando llegan a los dispensarios.