Según el boletín oficial, el retiro incluye las variedades Blood Orange, Cornucopia, Lemongrass, Piña y Pink Panther y en dos presentaciones: latas de seis unidades y tubos individuales de pre-rolls. Para identificar los productos afectados, la OLCC indicó que todos comparten la misma fecha de elaboración impresa en el empaque y activó el Cannabis Tracking System (CTS) para ubicar el  inventario y notificar a comerciantes  y minoristas a fin de detener ventas y distribución.

El detonante fue una queja y la OLCC abrió una investigación para esclarecer cómo un producto potencialmente más potente terminó transferido y ofrecido como cáñamo. En entrevista con KLCC, el vocero Matthew Van Sickle explicó que una persona compradora buscaba “solo un hemp pre-roll”, pero sintió un fuerte colocón al consumirlo. La OLCC también difundió un listado de tiendas donde estos pre-rolls podrían haberse vendido en distintas ciudades del estado.

Para quienes ya los adquirieron, la recomendación de la OLCC es desecharlos. Autoridades sanitarias de ese estado, señalaron que si una persona presenta malestar, ansiedad intensa, palpitaciones, confusión u otros síntomas tras consumir un producto que se vendía como “cáñamo”, conviene pedir orientación médica o contactar al centro de información toxicológica.

El caso vuelve a poner sobre la mesa la frontera legal entre cáñamo y cannabis en Estados Unidos. A nivel federal, el cáñamo se define por un umbral de THC delta-9 de no más de 0,3% en peso seco. En mercados regulados, el etiquetado no es un detalle: es un contrato de expectativas. Si la categoría “hemp” se usa para vender productos con efectos psicoactivos imprevistos, se debilitan las políticas de control y se alimenta el ruido prohibicionista. Este retiro en Oregón recuerda que la legalidad necesita verificación constante, pruebas, trazabilidad y comunicación clara.