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Reino Unido abre consulta para autorizar alimentos con CBD

En medio de una década de crecimiento desregulado y ambigüedad normativa, el Reino Unido se prepara para una decisión que puede redefinir el acceso legal a alimentos con CBD.

La Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido (FSA) abrió el 28 de agosto una consulta pública –último paso antes de una eventual autorización formal– sobre tres solicitudes de “novel foods” de cannabidiol: CBD sintético, CBD aislado y CBD aislado derivado del cáñamo. El proceso concluye el 20 de noviembre de 2025 y podría ordenar a unos 3.000 productos vinculados directamente y a cerca de 11.500 incluidos en la “Public List”.

Tras heredar el marco europeo, la evaluación del CBD como alimento novedoso recae en la FSA y en Food Standards Scotland. Para evitar una retirada abrupta, desde marzo de 2021 el regulador aplica un enfoque “proporcionado”, permitiendo que productos existentes sigan a la venta si están ligados a una solicitud creíble en progreso y los lista públicamente para orientar la fiscalización. La inclusión en ese listado no equivale a autorización ni a aval de seguridad.

La consulta aborda los expedientes  que superaron la evaluación científica inicial y cuentan con recomendaciones preliminares sujetas a términos específicos. Entre ellos las advertencias de etiquetado y del consumo diario aceptable de 10 mg de CBD para adultos. En julio de 2025 la FSA permitió reformular y reetiquetar productos de la “Public List” para alinearlos con su guía de seguridad.

Si se aprueba, los productos vinculados deberán cumplir de inmediato los “términos de autorización” o enfrentar medidas de cumplimiento. La FSA  propone hasta cinco años de protección de datos para la evidencia científica aportada, lo que podría limitar temporalmente a terceros el uso de ingredientes de CBD autorizados. Se añade un tope de 0,07 mg/día de THC y recordatorios de no consumo para grupos vulnerables.

Tras años de limbo, el Reino Unido encauza un mercado masivo hacia estándares de seguridad y transparencia. Si las autorizaciones prosperan, el precedente puede equilibrar salud pública e industria y el reto estará en aplicar las condiciones sin excluir a actores pequeños ni restringir de forma desproporcionada a quienes ya usan estos productos.

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