El golfista Robert Garrigus regresa a las pistas tras una suspensión por consumo de cannabis.
No se nos ocurre algo más ridículo que sancionar a un golfista por consumo de marihuana (sobre todo si es cuestionable incluso la idea de que el golf sea un deporte). Garrigus tuvo que pagar con tres meses de sanción por haber tomado marihuana. Garrigus aseguró que esa marihuana era para consumo medicinal.
Garrigus, de 41 años, jugador del PGA Tour, ahora que termina su sanción, ha cuestionado con severidad el código que rige la competición. La marihuana, según él, no tiene nada que ver con otras sustancias que aumentan el rendimiento. Sustancias, creemos, que son las que debe tomar el caddy para sostener los palos, pero, ey, ¿quién somos nosotros para criticar?
"No quería degradar al PGA ni a mis compañeros de ninguna manera. Entiendo que si tomas hormona del crecimiento o cualquier otra cosa destinada a mejorar tu rendimiento deberías ser suspendido al 100%. Todo lo demás es discutible", comenta Garrigus. “Si un doctor cree que tomarla podría ayudarte, ¿qué hacemos?". Considera hipócrita penalizar el cannabis y no el alcohol: "Si en los controles incluyes la marihuana, entonces deberías incluir el alcohol también. Si lo puedes comprar en una tienda, entonces ¿por qué estamos sancionando por su consumo?"
En efecto, Garrigus entra en harina en uno de los problemas que hay actualmente en los lugares donde se legaliza el cannabis, sea el motivo que sea: unas leyes permiten mientras que otras siguen prohibiendo con dureza lo que crea, por lo general, una sensación de desconcierto y desasosiego en las personas que consumen porque, pese a que la maría sea legal, ellos acaban por comportarse como si fueran criminales.
Garrigus, además de quejarse por su sanción, tiene una granja de marihuana en Washington y plantea reunirse con Jay Monahan, comisionado del circuito norteamericano, para discutir la eliminación de la marihuana de las pruebas antidopaje.