Cuando se habla de la psiquedelia parece que sea un asunto reservado sólo para adultos y jóvenes, en relación a cosas como las drogas, la música y el arte, pero hubo un momento en el que la psiquedelia caló en muchos aspectos de la vida cotidiana como una tendencia estética más al alcance de cualquier público. Prueba de esto es el Sicodelín, un juguete para niños fabricado en España en los 70, con el que niños y niñas podían hacer sus pinturas psiquedélicas en casa.
El Sicodelín fue fabricado y vendido por Payá, una fábrica de juguetes creada en el municipio de Ibi (Alicante) cuya actividad fue el germen de la larga tradición juguetera de la localidad, que llegó a ser una de las más importantes a nivel nacional. Entre otras cosas, Payá Hermanos S.A. fue la empresa responsable de fabricar y vender el primer modelo de tren eléctrico en España, en el año 1932.
La empresa, que siempre se caracterizó por integrar las últimas innovaciones en sus juguetes, en los años 70 añadió un toque psiquedélico a su catálogo con la venta de Sicodelín, un juguete muy sencillo que recogía la nueva tendencia estética llegada de Estados Unidos. El juguete constaba de cuatro pinturas (rojo, amarillo, azul y negro), de un suporte para un lienzo y de un motor que hacía girar ese lienzo. Como bien ilustra la portada del juguete, la dinámica consistía en ponerse a pintar con los botes directamente mientras el lienzo daba vueltas, todo para conseguir unas pinturas alucinantes y llenas de imprevistos con las que divertirse.