El Tribunal de Apelaciones de Singapour ha ratificado la condena a pena de muerte por ahorcamiento dictada contra un ciudadano del país que trasladó un kilo de marihuana desde Malasia en 2018. El hombre fue entonces detenido por la policía y encarcelado, y un tribunal dictó la pena de muerte el pasado febrero después de hallarlo culpable de un delito de importación de cannabis.
El condenado recurrió la sentencia al Tribunal de Apelaciones para tratar de escapar de la pena de muerte. Cuando fue detenido el hombre iba junto a su padre de vuelta de Malasia. La policía encontró en el coche tres paquetes con marihuana que el hombre dijo haber acordado transportar hasta Singapur. Más tarde aseguró que en ningún momento tuvo conocimiento del contenido de los paquetes y que confesó lo contrario al estar bajo la presión y las amenazas de los oficiales de la Oficina Central de Estupefacientes.
El abogado del condenado dijo que había dudas razonables sobre si había importado las drogas a sabiendas o no, y dijo que era “difícil concluir que él planeó todo”. Pero el tribunal ha desestimado los argumentos de la defensa y ha ratificado la condena a la horca. Singapur es uno de los países con penas más elevadas contra el uso y el tráfico de drogas. Allí la simple posesión o consumo puede acarrear una condena de 10 años de cárcel y llevar 500 gramos de cannabis, 30 de cocaína o 15 de heroína supone una condena a muerte.