Esta semana se han cumplido 35 años desde que el principal juez de temas administrativos de la Administración para el Control de Drogas (la DEA) recomendó a la agencia reducir la prohibición de la marihuana mediante una reclasificación en las listas de sustancias prohibidas. El juez consideró que la marihuana era de las sustancias “terapéuticamente activas más seguras conocidas por el hombre”, pero la DEA no le hizo ni caso.
El aniversario de aquel informe coincide con la recomendación del Departamento de Salud de reclasificar la marihuana en una lista menos restrictiva, una decisión tomada la semana pasada después de que el presidente Joe Biden ordenada una revisión de la prohibición de la marihuana en base a la evidencia científica disponible en octubre del año pasado. El Departamento de Salud recomendó hace una semana que la marihuana se reclasifique en la Lista III, una lista de drogas menos restrictiva que la actual, que reconoce el uso terapéutico de la planta.
Según Marijuana Moment la historia de la declaración del juez se remonta a 1972, año en el que la organización NORML y otros activistas de la reforma del cannabis presentaron una petición a la DEA para reclasificar la planta. La DEA tardó 14 años en activar el procedimiento, y en 1986 celebró una serie de audiencias públicas sobre el proceso. Dos años más tarde, el juez de derecho administrativo de la DEA, Francis Young, emitió un fallo histórico titulado “Sobre el asunto de la reprogramación de la marihuana”, en el que recomendó sacar a la marihuana de la lista de drogas más restrictiva (la Lista I) y reclasificarla en la Lista II.
“La marihuana, en su forma natural, es una de las sustancias terapéuticamente activas más seguras que conoce el hombre. Según cualquier medida de análisis racional, la marihuana se puede utilizar de forma segura dentro de una rutina supervisada de atención médica”, escribió en aquel entonces el juez. “Sería irrazonable, arbitrario y caprichoso que la DEA continuara interponiéndose entre quienes la padecen y los beneficios de esta sustancia a la luz de la evidencia contenida en este expediente”. Han pasado 35 años y la DEA no ha movido un dedo, aunque ahora, con la recomendación del Departamento de Salud y Servicios Humanos, las cosas podrían cambiar.