Se le llama estimulación cerebral profunda (ECP) y es un método que implica la cirugía en el cráneo para instalar un aparato que descarga impulsos eléctricos en puntos concretos del cerebro. Se usa en enfermedades y casos que no han respondido a otros tratamientos, como el dolor crónico, la enfermedad de Parkinson, la epilepsia grave y el trastorno obsesivo compulsivo. Recientemente una universidad estadounidense ha probado su efecto sobre cuatro personas con adicciones a sustancias, con resultados que todavía no aclaran si su uso en estos casos merece la pena.
El estudio se llevó a cabo en el Instituto de Neurociencia Rockefeller de la Universidad de Virginia Occidental. Allí se perforaron los cráneos de cuatro personas para insertar un cable de menos de un milímetro que sirve como sonda para luego ir probando la estimulación en distintos puntos del cerebro hasta dar con una estimulación que ofrezca algún resultado. La perspectiva de este método es puramente biologicista y no tiene en cuenta que las adicciones se desarrollan también en función de la experiencia vital de cada persona, su entorno y sus opciones vitales.
Los científicos que investigan allí defienden el método como una forma de acabar con las sobredosis. “Hay personas que mueren, 100.000 al año. Estas personas corrían el riesgo de morir por otra sobredosis. Y para esos casos graves en fase terminal, la ECP se convierte en una opción”, dijo a la CNN Ali Rezai, el neurocirujano responsable de las operaciones y director del Instituto Rockefeller. Otras formas de evitar las sobredosis, en este caso no invasivas, sería dar acceso seguro a sustancias de calidad farmacéutica mediante programas de dispensación, o financiar terapias con mayores evidencias que han demostrado mejores resultados, como el uso de psilocibina u otros psiquedélicos junto a terapia oral.
De las cuatro personas tratadas, para una de ellas todavía es demasiado pronto para sacar conclusiones. Otra recayó en el consumo y otras dos llevan un tiempo sin consumir, una de estas dos años y medio. Eso sí, además de la cirugía toma un medicamento llamado suboxone, indicado para las adicciones a opioides, acude a terapia y ha conseguido un trabajo fijo en un centro de desintoxicaciones.