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¡Espacios liberados, ya!

Observatorio Norteamericano Abril 2023
IIlustración: Oscar Noguera

¿No sería más fácil tener lugares designados para fumar en las ciudades? En Ciudad de México se está luchando porque esto se vuelva realidad.

En México hay un fenómeno muy particular que podría servir en todo el mundo si tan solo la marihuana fuera normalizada. No es que en México sea legal, es tolerada y se tiene el derecho de portar cinco gramitos. La policía cada vez te molesta menos por fumar. Mi colega Luis me comenta la precaria y difícil situación de España en materia de fumeteo. Su amigo Roberto fue apañado en Galicia con una china y le multaron con seiscientos euros. Él mismo ya tuvo que pagar un par de buenas multas por fumar porros. ¿No sería más fácil tener lugares designados para fumar en las ciudades?

En Ciudad de México se está luchando porque esto se vuelva realidad. Aunque se cuenta ya con varios espacios donde se junta la peña a fumar, su existencia sigue estando en la cuerda floja, sobre todo después de que se haya prohibido fumar tabaco en lugares abiertos, pues están en áreas públicas, como plazas y pequeños parques.

El primer espacio liberado “oficial” estaba frente al Senado de la República y duró tres años. Gustavo, un marihuano de la vieja escuela, opina que el parque cannábico Luis Pasteur tiene más tiempo, ya que la peña siempre quedaba ahí: “Nos reuníamos ahí a fumar; es de los primeros espacios de tolerancia al consumo. En ese tiempo también nos juntábamos en el Monumento a la Madre, hace como diez años”.

Leopoldo Rivera, activista y escritor, nos platica un poco sobre la historia: “El 30 de junio de 2019 se celebró el Primer Plantón Cannábico en el Zócalo capitalino, una actividad política, cultural, informativa de doce horas continuas. De 4.20 am a 4.20 pm se impartieron talleres, charlas y una meditación, todo ello amenizado con música e intercalado con las proclamas políticas del Movimiento Cannábico Mexicano, que ese día inició la siembra simbólica del cannabis como un inicio del cultivo masivo de cannabis en México. Se hicieron dos plantones más en el Zócalo y, a partir del 1 de septiembre de ese año, los plantones se instalaron junto al Senado todos los martes y los jueves hasta el momento en que culminó el periodo de sesiones, a finales de octubre, cuando se instaló el primer Plantón fijo de cuatro días durante veinte horas. Al no recibir respuesta, se clausuró simbólicamente la Puerta 1 del recinto legislativo. El Plantón continuó los martes y los jueves, sin faltar ni un día. Se empezaron a sembrar plantas en el Ángel de la Independencia, y cuando las arrancaban se sembraba el doble de la cantidad arrancada, hasta llegar a treinta y dos. Finalmente, el 2 de febrero, el día en que en numerosas comunidades se bendicen las semillas, se decidió establecer el Plantón permanentemente hasta que se legislaran los derechos de las personas usuarias”.

Sin embargo, los activistas del Plantón 420 se retiraron el 2 de febrero de este año de las inmediaciones del Senado de la República. De acuerdo con el colectivo, estos fueron sus motivos:

Los legisladores no garantizaron las cuatro demandas de derechos humanos para el consumo de cannabis: trato digno, autocultivo libre, posesión libre y zonas compartidas.

Los senadores siguen buscando impuestos por medio de una Ley de Cannabis que genera mercado y una “prohibición light”.

Ignoraron la demanda de trato digno de ciudadanos que usan cannabis de forma responsable.

Les faltó añadir los pleitos internos del movimiento y la infiltración de narcomenudistas.

De acuerdo con los miembros del Plantón 420, entre sus logros estuvieron la resistencia de la protesta más allá de los tres meses originalmente contemplados y el desarrollo de una estrategia combinando desobediencia civil y litigio estratégico.

Insurgentes

Son las siete de la noche y ya empieza a oscurecer en Ciudad de México, voy con Max, de Vancouver. Estamos cruzando la glorieta de los Insurgentes buscando un lugar donde beber. Ahí convergen una estación de metro y varias de metrobús, es un punto de conexión moderno donde confluye mucha gente, cuenta con tiendas y hasta un centro cultural. Pues bajo uno de los pasos que salen a la avenida del mismo nombre se ha liberado otro espacio. Yo saco un porro ipso facto ante la mirada atónita de Max. “Tranquilo”, le digo mientras platico con unas personas detrás de una mesa. Están dando asesorías y hasta venden uno que otro porrito. Nos fumamos el canuto en compañía de otros ciudadanos.

En Coyoacán también se liberó una plaza donde convergen artistas comandados por un grupo de mujeres fumetas. Hasta el momento siguen abiertos, al igual que otro en el bosque de Chapultepec, donde también se fuma en armonía. Pero como todos los espacios liberados corren peligro, aunque sea una excelente idea para implementar en todo el mundo. Ojalá este experimento social, que incluye no solo espacios sino ferias, demuestre que los marihuanos somos personas pacíficas.

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #304

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