¿En qué país europeo hay más consumo de cocaína? Si pensaste en España, estás casi en lo cierto. El primer país es el Reino Unido, donde el 4,2% de sus ciudadanos de entre quince y treintaicuatro años han consumido alguna vez esta sustancia, y justo por detrás va España, con un 3,3%.
Es un compuesto mítico y glamuroso, droga de elección tanto de los más ricos y famosos como de los más pobres y vulgares. Eso sí: barata no es, y aunque sus efectos son muy particulares, hay una nueva droga con características similares. N-etil-hexedrona, o hex-en, es un nuevo estimulante derivado de las catinonas, que en los últimos meses ha hecho una aparición vigorosa en el mercado gris.
Aunque son tan diferentes como similares, la cocaína y el hex-en son comparados constantemente por los usuarios que los consumen. Teniendo efectos, duración y dosis similares, es normal que se den estas comparaciones entre dos sustancias. Las catinonas son derivados anfetamínicos y, como tales, suelen tener efectos similares. Son muy abundantes, ya que su síntesis es relativamente fácil y barata; China exporta cientos de kilos al año. No todos los derivados aportan algo nuevo, pero de vez en cuando aparece alguno que merece que se le preste atención. El hex-en es un derivado ya muy lejano de la catinona, con dos sustituciones (“piezas” añadidas a la molécula) muy voluminosas. Esto normalmente disminuye la potencia de un compuesto, ya que, generalmente, cuanto más grande y alterada es una molécula, más le cuesta llegar al cerebro. Con el caso del hex-en sucede al contrario, ya que aunque debería ser prácticamente inactiva, es más potente que la catinona y con efectos más deseables que esta. Como podéis ver, esta sustancia parece ser una verdadera obra de ingeniería química, diseñada quizás por algún brillante químico clandestino, o como mínimo alguien con mucha suerte. Si tenemos en cuenta que más de 450 nuevas sustancias fueron detectadas por la European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction (EMCDDA) entre el 2008 y el 2014, se puede pensar que, por ley de probabilidades, alguna de ellas ha de resultar interesante.
El hex-en es un inhibidor de la recaptación de la noradrenalina y dopamina, que funciona evitando que la dopamina (neurotransmisor involucrado en la sensación de recompensa) y la noradrenalina (neurotransmisor involucrado en la estimulación del cuerpo y el estrés) sobrantes entre neuronas sean reabsorbidas por el cuerpo, provocando así sus efectos. Es estimulante, y causa un incremento en el ritmo cardiaco, en la sociabilidad y concentración, vasoconstricción, deshidratación, presión mandibular, desinhibición, redosificación compulsiva, mejora del estado anímico, etc. Los efectos principales tardan entre 10 y 20 minutos en subir y duran entre una y dos horas, dando paso a una estimulación residual y un bajón. La duración total es entre 1 y 4 horas. Se diferencia de la cocaína en que esta tiene más tendencia a causar un incremento en la apreciación musical, en el ego, y a causar dilatación pupilar y broncodilatación. Esto se debe a que, además de afectar a la dopamina y a la noradrenalina, interactúa con la serotonina (neurotransmisor involucrado en modular el estado anímico, el sueño, la temperatura corporal, etc.).
En cuanto a intensidad, los efectos son un poco más pronunciados con el hex-en, pero se consumen en cantidades parecidas. Se desconoce el porqué, pero n-etil-hexedrona actúa como un anestésico local, y causa la característica sensación de que la nariz y la cara se han dormido tras la insuflación. No obstante, hay diferencias notables: primera, y quizás más importante, es que la cocaína hace décadas que se usa en su forma refinada, se ha estudiado clínicamente y se utiliza en ámbitos médicos. El hex-en, en cambio, apenas hace un año que circula, y se desconocen sus posibles efectos a largo plazo. Segunda, debido en parte a una duración más larga que la cocaína, su redosificación compulsiva puede provocar psicosis anfetamínica. Es una condición grave pero normalmente temporal remediada con dormir, que causa paranoias, alucinaciones y delirios. Este fenómeno es mucho menos común con la cocaína. Tercera, no está fiscalizado en la mayoría de los países europeos, y su posesión no está penada, mientras que la tenencia de una sustancia ilegal como la cocaína conlleva repercusiones legales o monetarias, según la cantidad y si era destinada al consumo propio o tráfico. Por último, pero no menos importante, un gramo de hex-en son 33 dosis comunes y vale unos 15 euros, mientras que un gramo de coca ronda los 60 euros y da para entre 13 y 20 dosis comunes. Es decir, una dosis de hex-en cuesta unos 45 céntimos y una de coca, entre 3 y 4,60 euros.
Como sustancia individual y sin comparaciones, el hex-en es una catinona razonablemente potente que a corto plazo no ha manifestado graves problemas. Muchos de los usuarios que prefieren el hex-en a la cocaína lo atribuyen a su mayor disponibilidad, legalidad, similitud en efectos y precio. Aunque parece una opción atractiva a probar en vez de la cocaína, no podemos olvidar que el hex-en, por prometedor que parezca, aún es muy nuevo, y se desconocen sus posibles efectos secundarios a largo plazo, toxicidad y peligro de abuso y adicción. Si alguien busca un sustituto a la cocaína, por ahora es sensato tirar del viejo consejo: “más vale malo conocido, que bueno por conocer”. Quizás de aquí a unos años sabremos más sobre el hex-en; ¿pasará a ser “malo conocido” o “no tan malo conocido”? Solo el tiempo lo dirá.