El sustrato
Aunque también se llaman sustratos a los que se utilizan para cultivo hidropónico (arcilla expandida, lana de roca, mapito, etc.), hoy vamos a hablar solo de los sustratos para cultivo orgánico. Suelen ser mezclas de varios productos en distintas proporciones, casi siempre turbas rubias y negras, fibra de coco, perlita y abonos químicos u orgánicos.
En las tiendas se encuentran tres tipos básicos de sustrato: light-mix, all-mix y fibra de coco. Los light-mix son sustratos que mezclan turbas y perlita preabonados ligeramente con fertilizantes de síntesis para que las plantas tengan los nutrientes necesarios para dos o tres semanas de crecimiento. Son los más utilizados por la mayoría de cultivadores. Los sustratos all-mix son muy similares, con la diferencia de que han sido preabonados con una cantidad mucho mayor de fertilizantes, lo que permite desarrollar una buena parte del cultivo sin añadir nuevos abonos. No son aptos para plántulas pequeñas, pues pueden producir sobrefertilizaciones, por lo que se suelen usar al trasplantar las plantas a las macetas definitivas. Personalmente, no me gustan mucho porque no puedo controlar con precisión qué nutrientes reciben las plantas, pero hay cultivadores que los usan con mucho éxito y que están encantados de no tener que abonar prácticamente durante todo el cultivo. Muchos hacen todo el crecimiento y la mitad de la floración sin abonar y solo añaden algo de abono de floración en la segunda mitad de la floración.
Los sustratos de coco tienen una gran capacidad de absorción de agua, por lo que requieren riegos menos frecuentes y se pueden usar tamaños de maceta más pequeños que con los sustratos de turba. Es conveniente combinarlos con abonos específicos para coco para que las plantas no muestren ningún tipo de carencia.
Además de estos productos, muchos fabricantes también tienen sustratos preabonados con fertilizantes orgánicos, como humus de lombriz, compost o guano de murciélago, dirigidos a los cultivadores que no quieren usar fertilizantes de síntesis.
Las macetas
Hay macetas de muchas formas: redondas, cuadradas, altas, bajas, estrechas, anchas. Las hay con más o menos drenaje, con autorriego, para hidroponía. Con paredes sólidas o llenas de agujeros, onduladas o con rendijas para que las raíces se poden solas. Hay macetas blancas, negras o marrones. También las hay de plástico, de tela o de cerámica.
Tipos de macetas según el material
Para el cultivo de cannabis, la mayoría escoge macetas de plástico, ya que son ligeras, resistentes y muy duraderas. Además, resultan muy sencillas de lavar y desinfectar: basta con sumergirlas en agua con lejía para eliminar bichos, huevos y esporas. Por lo general, en interior se usan macetas negras, ya que son las más comunes y, como no hay sol, no se recalientan. En exterior, siempre que sea posible es recomendable usar macetas blancas, pues reflejan la luz solar y la temperatura de las raíces se mantiene más estable, especialmente en verano. Si haces una cosecha de invierno, es probable que prefieras usar macetas negras por la razón opuesta: el sol las calentará antes y las raíces estarán a mejor temperatura.
Las macetas de barro o cerámica se usan muy poco en cultivo de cannabis porque son muy pesadas y se rompen fácilmente. Para cultivar marihuana en exterior, hacen falta macetas muy grandes y, si son de barro, su peso puede alcanzar fácilmente diez o veinte quilos. Una vez llenas de tierra y regadas, las macetas grandes de barro son muy difíciles de mover. Sin embargo, poseen una ventaja que no tienen las de plástico: al igual que sucede con el agua de un botijo, la tierra se mantiene muy fresca gracias a que el barro es poroso y la humedad se evapora de las paredes de la maceta. En verano esta propiedad ayuda a mantener las raíces sanas, pero hay que regar algo más a menudo porque el agua se consume antes.
En los últimos años, las macetas textiles han ganado popularidad. Suelen estar fabricadas con fibras o tejidos que no pesan casi nada y permiten una muy buena oxigenación de las raíces, lo que favorece el crecimiento y reduce el riesgo de enfermedades radiculares.
Macetas cuadradas y redondas
Tradicionalmente, las macetas más habituales son las redondas. Son prácticas, cómodas, resistentes y fáciles de limpiar, pues no tienen esquinas donde se pueda esconder la suciedad. En cultivos de exterior y en interiores donde las plantas están separadas unas de otras, suelen ser las más utilizadas.
Las macetas cuadradas prácticamente no se veían en las tiendas de jardinería antes de que el cultivo de cannabis empezase a popularizarse, pero ahora se han convertido en un elemento imprescindible para muchos cultivadores. Su éxito se basa, esencialmente, en que son más adecuadas para llenar completamente un espacio cuadrado o rectangular, que es la forma habitual de los cuartos o armarios de cultivo de cannabis. Si queremos colocar la mayor cantidad posible de plantas en una superficie sin desperdiciar nada de espacio, son la elección segura. Se venden en multitud de tamaños y varias alturas, por lo que se adaptan a todo tipo de técnicas de cultivo. En general, cuanto más altas son más volumen de sustrato les cabe, y ocupan menos espacio.
Macetas de autopoda de raíces
En mi opinión, el mejor invento para el cultivo de interior son las macetas de autopoda de raíces. Tienen las paredes llenas de agujeros y rendijas o, directamente, están fabricadas con rejilla de plástico. Además, las paredes no suelen ser rectas sino que tienen ondulaciones. Lo que se consigue con las rendijas y las paredes onduladas es que cuando las raíces llegan hasta el borde de la maceta no sigan creciendo dando vueltas al pan de tierra, lo que acaba ahogando a la planta y reduce sustancialmente la cantidad de pelos radiculares, que es donde realmente se produce la absorción de agua y nutrientes. Cuando la raíz encuentra un agujero o rendija en la pared de la maceta, se mete por él y al llegar al exterior y entrar en contacto con el aire la punta de la raíz se muere y la raíz se autopoda. Esta poda potencia la producción de raíces secundarias que brotan de la raíz podada y así se va ramificando todo el sistema radicular. Las raíces jóvenes en crecimiento son las que tienen más pelos radiculares, por lo que las macetas de autopoda mantienen un sistema radicular mucho más sano y eficiente.
Una ventaja añadida de las macetas de autopoda es que la tierra respira mejor, las raíces se mantienen más oxigenadas y el sustrato se seca antes, lo que permite realizar riegos más frecuentes. Esto puede parecer un problema si regamos manualmente y el cultivo es grande, puesto que tendremos que dedicar más tiempo al riego, pero supone un claro beneficio: las plantas crecen más, se mantienen más sanas y se pueden abonar con mayor frecuencia. Uno de los errores más comunes en el cultivo de interior es mantener el sustrato siempre demasiado húmedo, pues favorece la aparición de enfermedades, hongos y bacterias en las raíces. En exterior, en verano, las altas temperaturas ambientales, el viento, el gran tamaño de las plantas y la baja humedad favorecen un consumo elevado de agua, por lo que las macetas suelen requerir riego todos los días. En los cultivos de interior, sin embargo, no siempre sucede lo mismo. Si la humedad ambiental se mantiene relativamente alta y las temperaturas no son excesivas, las plantas pueden necesitar varios días para consumir toda el agua que contiene el sustrato. Si el cultivador riega con más frecuencia de la debida, nunca llega a secarse bien la tierra y las raíces se van debilitando. Una solución clásica es añadir perlita al sustrato para hacerlo más ligero, reducir su capacidad de retención de agua y aumentar el drenaje, pero también funciona muy bien usar macetas con muchos agujeros por todas las paredes o fabricadas con tejidos, que también aumentan la transpiración.
Riego y macetas
A la hora de escoger macetas conviene también tener en cuenta cómo vamos a regarlas.
El riego por goteo es muy cómodo, pero cada gotero suele regar una superficie pequeña. Si solo se coloca un gotero por maceta, esta no debe ser demasiado grande y el sustrato debería tener bastante capacidad de absorción de agua, ya que esto favorece que el agua se extienda a todo el sustrato por capilaridad. En macetas de un gran tamaño, si queremos regar por goteo, no tendremos más remedio que colocar varios goteros por maceta.
Hay diferentes tipos de goteros individuales que no son estrictamente gota a gota y que permiten regar bien macetas más grandes, aunque requieren más presión de agua, ya que son como pequeños aspersores. Deben colocarse bien para evitar que el agua salpique equipos que no deban mojarse, pero tienen la gran ventaja de que rara vez se obturan porque los agujeros por los que sale el agua son más grandes que en los de gota a gota. En cualquier caso, siempre es recomendable colocar un filtro de partículas en la manguera de riego a la salida de la bomba de agua para asegurarse de que el agua llega limpia a los goteros.