A juicio de Eurípides, “gobierna el matrimonio”; según Voltaire, “dispone la elección del oficio”; para Valéry, se trata del “personaje más grandioso de la historia”, su “agente” por excelencia.
No solo decide las líneas maestras de nuestro destino sentimental y laboral, sino de nuestro horizonte espiritual. Rilke afirma: “Con cada encuentro irrumpe el azar. Aparece allí donde dos o tres se reúnen en su nombre, y su poder aumenta con el número de reunidos”. Más que un sueño, el azar nos hace pensar que la vida es un juego.