¿Cómo definir la paradoja, más allá de la exégesis etimológica que la presenta como contraria a la opinión común? La paradoja fundacional de nuestra cultura estaba inscrita en el santuario de Delfos y fue refrendada por Sócrates: “Conócete a ti mismo”.
¿Es posible conocerse mientras cambiamos incesantemente de piel sin dejar de ser siempre los mismos? Agustín de Hipona advertía: “Las paradojas indican perplejidad”; en primer lugar, sin duda, la contenida en el hecho de que toda realidad tenga dos caras. Definámosla así: una paradoja es una guerra civil (perdida, es decir, ganada) del pensamiento.