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Nuestra querida España (I)

Para no remontarnos más atrás, partiremos de dos acontecimientos simultáneos que, desde los primeros compases de la contemporaneidad, presagiaban nuestro infausto presente: la Primera Guerra Carlista (1833-1840) y el suicidio de Larra (1838). Los fragmentos testimoniales que integran esta secuencia cronológica ponen de manifiesto la invencible pasión española por el desacuerdo.

Para no remontarnos más atrás, partiremos de dos acontecimientos simultáneos que, desde los primeros compases de la contemporaneidad, presagiaban nuestro infausto presente: la Primera Guerra Carlista (1833-1840) y el suicidio de Larra (1838). Los fragmentos testimoniales que integran esta secuencia cronológica ponen de manifiesto la invencible pasión española por el desacuerdo.

“Es preciso que la guerra sea a muerte, que un partido venza a otro, de modo que el vencido quede exterminado para siempre”

Evaristo San Miguel

“Aquí yace media España; murió de la otra mitad”

Larra

“La diferencia de opiniones es cada día mayor; la división de los ánimos se hace más profunda; el encono de los partidos, más alarmante; la inquietud y la zozobra aumentan”

Balmes

“Más de media España, entre cantonales y carlistas, le negaba obediencia a la Primera República [1873-74], y hubo días en que el Poder central apenas puede decirse que extendiera su acción más allá de las tapias de Madrid”

Menéndez Pelayo

“Lucha entre las dos Españas, la regional particularista y la centralizadora y uniformada” 

Verdaguer y Callís

“Existen dos Españas: una que permanece aún en el siglo XVI y otra que vive por adelantado el XX. La primera ha pasado durmiendo tres siglos... La otra solo acata la monarquía por la fuerza, vive fiel a la República y comienza a preocuparse del problema social” 

Blasco Ibáñez

“Las dos grandes fuerzas de España, la que tira para atrás y la que corre hacia adelante, van dislocadas por no querer entenderse, y de esta discordia se aprovecha el ejército neutral de los ramplones” 

Ganivet

“Ahí las tienen ustedes: son dos Españas, contrarias, antagónicas, colocadas frente a frente” 

Ramiro de Maeztu

“Españolito que vienes / al mundo, te guarde Dios. / Una de las dos Españas / ha de helarte el corazón”

Machado

“En rigor no hay una sola España, ni siquiera una sola Castilla” 

Unamuno

“Dos Españas, señores, están trabadas en una lucha incesante: una muerta, hueca y carcomida, y una nueva, afanosa, aspirante, que tiende hacia la vida” 

Ortega

“Oficialmente, los españoles somos neutrales [en la Primera Guerra Mundial, 1914-18]. Pero, en realidad, no es así. Estamos divididos en bandos beligerantes. Tenemos una guerra intestina de ideas y simpatías, que empieza en el propio Palacio, donde el rey y su madre, austriaca, son partidarios de los alemanes, mientras la reina, inglesa, lo es de los suyos” 

Cansinos

“Necesidad imperiosa de optar por el infierno o por el paraíso, por una de las dos Españas, la de derechas o la de izquierdas. Es un problema para el que no hay soluciones eclécticas de conciliación, purgatorios intermedios” 

Figueiredo

“Se diría que España tiene el raro privilegio de considerarse permanentemente un problema”

Fernández Almagro

“Si vamos al fondo, a la corriente oculta de la Historia, encontraremos que hoy en España todo se reduce a una fase nueva de la rivalidad perdurable, de la contraposición natural entre Castilla y Cataluña. Son dos espíritus, dos concepciones de la vida, dos prácticas y hasta dos metafísicas diametralmente opuestas. Son los dos polos de España” 

Agustí Calvet

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #244

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