Para no remontarnos más atrás, partiremos de dos acontecimientos simultáneos que, desde los primeros compases de la contemporaneidad, presagiaban nuestro infausto presente: la Primera Guerra Carlista (1833-1840) y el suicidio de Larra (1838). Los fragmentos testimoniales que integran esta secuencia cronológica ponen de manifiesto la invencible pasión española por el desacuerdo.
Para no remontarnos más atrás, partiremos de dos acontecimientos simultáneos que, desde los primeros compases de la contemporaneidad, presagiaban nuestro infausto presente: la Primera Guerra Carlista (1833-1840) y el suicidio de Larra (1838). Los fragmentos testimoniales que integran esta secuencia cronológica ponen de manifiesto la invencible pasión española por el desacuerdo.