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Una parada en Pascal

A media travesía de los Ensayos de Montaigne, transbordamos a los Pensamientos de Pascal (1623-1662), obra de la misma matriz introspectiva y el mismo planeado desorden que aquellaaunque fragmentaria, inacabada y póstuma (1670). Teólogo civil, filósofo emotivo, precursor del existencialismo, inventor de la calculadora y el cálculo infinitesimal, descubrió en la contradicción el rasgo más universal del espíritu humano. De sus fragmentos más extensos, podrían extraerse, a su vez, infinidad de máximas y proposiciones, algunas de las cuales se preciaba de ser el primero en formular: “Es más hermoso saber algo de todo que todo de algo” (37), “No pudiendo fortalecer la justicia, se ha justificado la fuerza” (81), “La mayoría es el criterio de los menos competentes” (85), “Nuestras dudas no pueden eliminar toda la claridad, ni nuestras luces todas las tinieblas” (109), “Conocemos la verdad no solo por la razón, sino por el corazón” (110), “Toda la desdicha de los hombres proviene de no saber permanecer en reposo dentro de una habitación” (139),“Es deplorable que los hombres deliberen siempre sobre los medios y nunca sobre el fin” (193), “No saquéis de vuestro aprendizaje sino la consecuencia de que os queda mucho por saber” (218), “El yo es odioso. Cada yo es el enemigo de todos los otros” (218), “El mayor de los males es la guerra civil” (313), “Para pilotar un barco no elegimos al pasajero de la mejor familia” (320). Tomamos como referencia laedición Brunschvicg (1908-1914). 

Ese no sé qué indefinible que origina el amor y pone en movimiento la tierra. (162)

Todo nuestro razonamiento se reduce a ceder al sentimiento. (274)

El corazón tiene razones que la razón no entiende. (277)

El hombre no es más que una caña, pero una caña que piensa. Incluso aplastada por el universo, será más noble que aquello que la aplasta, porque sabe que muere. Toda nuestra dignidad estriba en el pensamiento. Pensar bien: he ahí el principio de la moral. (347)

El hombre no es ni ángel ni bestia, y su desgracia quiere que cuando pretende ser ángel se convierta en bestia. (358)

No conservamos la virtud sino gracias al contrapeso de dos vicios. Suprimid uno de ellos, y caeremos en el otro. (359)

Guerra intestina entre razón y pasión. Si solo hubiese razón, o solo pasión... Pero como no es así, no puedo estar sino en guerra, porque no es posible tener paz con la una sin guerrear con la otra. He ahí el ser humano, siempre dividido y en contradicción consigo mismo. (412)

Nuestra voluntad no nos satisface sino cuando renunciamos a ella. Sin voluntad, no es posible sentir descontento; con voluntad, no es posible sentirse contento. (472)

No obtendréis mejor consejo de vosotros mismos que el de no esperar nada de vosotros mismos. (517)

No hay más que dos clases de hombres: los justos que se creen pecadores, y los pecadores que se creen justos. (534)

Hay dos razones contradictorias. Es preciso partir de ahí si se quiere comprender algo. Incluso al final de cada verdad, debemos recordar la contraria. (576)

El astuto conoce la verdad, pero únicamente la defiende cuando le conviene. (583)

Tan velada está la verdad y tan afianzada la mentira en estos tiempos, que quien no ame la verdad no sabrá reconocerla. (864)

Diferencia entre reposo y seguridad de conciencia: la verdad otorga seguridad; la búsqueda sincera de la verdad otorga reposo. (908)

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #324

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