Comenzamos el otoño con un picoteo divertido, vegano y original. Un untable cremoso que combina estupendamente con esas curiosas tortitas tan singulares y nutritivas conocidas por el nombre de crespillos. Estas galletitas saladas están hechas con semillas de cáñamo y vienen de un pequeño pueblo del norte de la provincia de Granada llamado Galera.
Para la elaboración de este paté pa ti he seleccionado la Big Bang de Green House Seeds. Esta cepa de dominancia índica tiene ancestros como la Northern Light y la Skunk. Es muy fácil de cultivar y tiene una producción bastante alta, hasta un kilo por metro cuadrado en exterior. Además, sus efectos son bastante potentes, ya que puede contener hasta un 15% de THC. Como buena índica, sus efectos son narcóticos y relajantes. Destaca por su uso medicinal y terapéutico, ya que estimula el apetito y ayuda a controlar el dolor. Sus aromas y sabores son muy perfumados, con toques dulzones y florales, estupendos para combinar con nuestra receta de hoy. Así que manos limpias y a comenzar.
La extracción será nuestro primer paso, ya que es el que más tarda. La voy a hacer con un exquisito AOVE de la variedad hojiblanca. Para ello habremos de llenar un bote hermético con restos de manicura o cogollos, dependiendo de la potencia que queráis obtener. Cuando ya no quepa más hierba en el bote, añadimos el AOVE hasta llenarlo por completo y lo dejamos macerar en un lugar oscuro y seco entre 30 y 45 días, moviendo el recipiente ligeramente una vez por semana.
Pasado el tiempo correspondiente ya tendremos todo los cannabinoides que necesitamos en el aceite y solo habrá que filtrarlo con un colador de tela y reservarlo para su uso posterior. Con esta extracción en frío conseguimos no perder ni un terpeno y conservar así todo el sabor y aroma que nos regala esta magnífica variedad.
Bien, pues ya tenemos el cannaceite preparado y podemos comenzar con esta sencilla receta mediterránea. Sus orígenes se sitúan en la tristemente famosa ciudad de Alepo, en Siria, aunque hay quien dice que procede de Líbano. Por aquellos lares la llaman muhammara y la comen de aperitivo normalmente con pan de pita y en algunos sitios también le añaden granada fresca. También puede tomarse con crudités o bastoncitos de verduras crudas como: zanahoria, pepino, calabacín o lo que se os ocurra en función de vuestra imaginación y apetencias.
Yo os propongo tomarla con crespillos. Estas tortitas crujientes están buenísimas y no son difíciles de encontrar en tiendas especializadas. Las descubrí en Galera, un pueblecito situado al norte de la provincia de Granada. En esta zona se desarrolló una gran industria del cáñamo desde los años cuarenta hasta más o menos los sesenta. Hecho que imagino que influyó a la hora de elaborarlos con las preciadas semillas de esta versátil planta.
Yo voy a hacer mi versión del muhammara con pimientos asados envasados, pero si tenéis tiempo siempre es mejor asarlos vosotros mismos, recurriendo a un pequeño truco para pelarlos con facilidad: una vez asados, recién sacados del horno, los envolvéis con film o los metéis en una bolsa para que se enfríen dentro. Este efecto sauna hará que su piel se despegue con mucha facilidad. En cualquiera de los casos habrá que limpiarlos muy bien, dejando solo la carne del pimiento sin semillas ni trozos de piel.
Una vez limpios los pimientos, pelamos el diente de ajo y le extraemos el tallo interior para facilitar su digestión. Pelamos las nueces si no lo están y buscamos un recipiente donde podamos triturarlo todo con comodidad. Vamos introduciendo los pimientos asados, las nueces, el pan en trozos pequeños, el ajo limpio y el resto de los ingredientes en el recipiente elegido. Trituramos bien y probamos de sal, de acidez y de textura. Yo os doy una receta base, pero dependiendo del amargor de los pimientos, la acidez del limón y vuestro propio gusto podéis jugar con la cantidad de limón, azúcar y sal hasta encontrar el sabor que más os agrade. Una vez equilibrado a vuestro gusto os aconsejo que lo dejéis reposar en frío unas horas antes de su consumo para que se asienten los sabores, las especias y que la textura sea perfecta.
Y ya está listo. Como siempre, os invito a disfrutarlo con precaución. Y si no queréis altos vuelos, podéis sustituir el aceite de oliva cannábico por aceite de CBD, por ejemplo.